Ignis Aionios (Cherik)

Capítulo 2.

Pudo haber aparecido lejos de la casa del castaño, pero decidió vigilar la casa por un tiempo más. Esto era lo más raro que le había pasado, y si hablaba de rarezas, tenía muchas que contar.

Observaba atentamente la casa, todo se encontraba tranquilo, sin duda la noche fue una de las mejores cosas que se pudieron haber creado. El silencio en el que mudo era envuelto, era fascinantes.

Estaba tan distraído en sus pensamientos, que lo único que lo saco de ellos fue el golpe que recibió en su cabeza. Su atacante lo había tomado desprevenido y lo estrello en uno de los arboles cercanos a la casa. Sostenía su cabeza con su mano, el impacto fue tan grande, que el lateral derecho, se abrió debido a ello y sintió su sangre escapar de la herida.

- Sabía que ustedes no eran más que basura, pero esto excede los límites, Lehnsherr. – rugió furioso el ser que lo tenía sometido contra el árbol.

Charles era su protegido, se sentía estúpido por haberlo descuidado un momento, pudo imaginar cualquier otra cosa en la que el niño se viera envuelto, pero jamás imagino que un demonio pusiera las manos sobre él.

- Espero que lo que te tenga molesto sea tu ineptitud y no el hecho que solo estaba haciendo mi trabajo. – hablo tranquilo, aun así no pudo evitar cerrar uno de sus ojos por el dolor que sentía gracias a la herida. Los pollos celestiales podían ser muy impulsivos, así que no le sorprendía la actitud del imbécil alado que lo estaba agrediendo.

- Eres un maldito. – apretó el agarre en la cabeza y la presiono más contra el árbol. – es solo un niño. – el ángel estaba furioso, durante milenios y hasta la fecha, se contaban historias de lo rastreros que podían ser los demonios, esto no podía sorprenderle, pero no podía evitarlo.

Erik rodo los ojos fastidiado y molesto ante los reproches del otro, no quería pelear, y no iba hacerlo, pero tenía que quitarse al perro que tenía encima. Así que coloco una mano en el pecho del otro y una luz roja emergió de esta, el ángel sintió su pecho caliente, y después, un impacto directo que lo lanzo lejos de su enemigo.

Erik limpio la sangre que corría por su rostro, camino hacia al ángel aun manteniendo la calma, mientras el otro sentía su enojo crecer y antes que pudiera responder al ataque, el demonio desapareció de su vista.

Se puso alerta ante cualquier otro movimiento, esperando que el otro apareciera, miraba hacia todos lados a su alrededor, sin embargo, Erik era sigiloso, tenía mucha experiencia en batalla, sin embargo el otro no se quedaba atrás, el ángel también era hábil, pero la ira de ese momento no le permitía tener todos sus sentidos.

Erik apareció a sus espaldas y rodeo el cuello con su brazo, cortando la respiración y dejando casi inmóvil al ángel, quien trató de soltarse, revolviéndose entre el agarre, he intento patear al otro, pero la posición no se lo permitía, el demonio lo tenía muy bien sujeto.

- ¡Quieres calmarte de una maldita vez! – pidió molesto. – no hice el trato, si es por eso que intentas iniciar una pelea conmigo. – el ángel seguía intentado zafarse del agarre. – estoy hablando en serio. – confirmo tosco. – no lo hice, así que, ¡ya! ¡Cálmate! – volvió a pedir fastidiado.

El otro detuvo sus movimientos de manera lenta hasta que dejo de pelear, pero aun así, Erik no lo soltó de inmediato.

Lo que decía Erik para él, sonaba a chiste, más, viniendo de un ser tan corrupto, tendría que ser un idiota para creerle y no iba a darle el beneficio de la duda. Pero quería que el otro lo soltara, así que haciendo un esfuerzo muy grande, trato de mantenerse calmado, dio dos golpecitos en brazo del otro demostrando su rendición y calma.

Erik lo soltó alejando unos cuantos pasos de él, el ángel dio media vuelta quedando de frente y volvieron a mirarse de manera retadora. Ambos atentos ante cualquier ataque del otro.