—¡Jacks! ¡Jacky!—mi mamá llamaba en voz alta mientras subía las empinadas escaleras de mi hogar, estaba apurada en vestirme, pues es mi primer día de entrenamiento con el profesor Horowitz.—Si llegas tarde yo no seré la responsable en decirle a tu profesor que te quedaste durmiendo con la baba en la boca—dijo amenazante una vez se asomó en la puerta de mi habitación.—Tal vez puedas excluir lo último, ¿no crees?—enarqué una ceja divertida y ella se cruzó de brazos, acomodando un poco mi alocado cabello y dándole un sonoro beso en la mejilla.
—¡Come un poco!—sentenció en el último escalón—No quiero que te pase lo de la última vez, te golpeaste muy fuerte la cabeza al caer que estuviste en coma unos tres días, Jackelyne.—recordó con una notoria preocupación, hice una mueca. No me gustaba recordar esa experiencia. Tomé de mala gana una manzana que estaba sobre la mesa del comedor y me despedí con la mano. Mis hermanos tal vez se levanten más tarde y mi papá de seguro debe haber llegado a su trabajo. Me limité a solo caminar despreocupada por la fría acera, hoy sí que hacía frío. Entrenar con este clima definitivamente no es mi especialidad pero no tengo alternativa. Vi variedad de autos, motos y bicicletas dándome ese característico olor de gasolina, arrugué un poco la nariz y vi que estaba ya muy cerca del Instituto. Aceleré el paso topándome con una puerta color azul, era pesada, empujé y ahí estaba mi mejor amiga.
La piscina.
Era un lugar para olimpiadas, competencias y relevos. Con sus respectivos asientos alrededor del lugar con mucha capacidad, la piscina se veía cristalina, con sus coloridos carriles y sus pedestales. Un techo color celeste que te transmitía paz y tranquilidad.
Iba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta que a un lado de esa maravillosa masa de agua había un pequeño grupo de personas.
—¿Moreau?—momento, ¿escuché bien? Ese era el apellido de mi mejor amiga en Francia...
—¡Presente!
—¿Smith?
Se escuchó un silencio.
—¿Jackelyne Smith?—volvió a preguntar el hombre y sacudí un poco la cabeza para levantar la mano con entusiasmo mientras trotaba levemente hacia ellos. Algunos me veían con curiosidad y otros con desdén. Logré encontrar a mi mejor amiga entre el grupo, me tranquilicé un poco más al ver un rostro conocido entre tantos desconocidos.
—Llega diez minutos tarde, señorita Smith.—reprendió el que creo es Horowitz, se ve extraño. Bueno, no extraño, más mayor.
La gente envejece, tonta.—dijo mi subconsciente
—Lo siento, no volverá a pasar.—hice una leve reverencia
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Fantasía amorosa
RomanceJackelyne solo sueña con encontrar a su amado, tal vez puedan estar juntos y afrontar las consecuencias... Y si no...?