—Fred...—comencé a escuchar un ruido—Freddie. Por favor, ábreme.—mi hermano rogaba en mi puerta, no dejaba de tocar el muy tedioso.— ¿Podemos hablar? ¿Quieres hablar? Hablemos.—seguía insistiendo, yo solo negaba mentalmente sin la necesidad de que me escuchara, quiero estar más tiempo solo durmiendo en mi cómoda cama que salir a la sala y tener que socializar con él.— Mira idiota, te juro que si no me abres la puta puerta la voy a patear.— uh, se enojó. Pobre Steve.—Joder.—susurré— ¡Déjame solo!—grité levantando la cabeza haciendo que los rayos del sol me cegaran. ¿Desde cuando hay tanta luz? Arrugue la cara y me volví a tirar en mi cama con la intención de dormir otras horas más.
—Ya he escuchado eso más de diez veces.—su voz había bajado el tono.— En verdad, ábreme. Necesitas comer y refrescar tu mente. Desde lo de Darlene estas así...—se apagó un poco y me levante dando zancadas, abriendo para su sorpresa la puerta. Lo tomé del cuello de la camisa levantándolo un poco del suelo.
—No menciones su maldito nombre.—dije pausando cada palabra con tono amenazante, el solo sonrió de lado y ladeó un poco la cabeza.
—¿Ves? Así quiero verte.—admitió con alegría.— Ahora...—no sé cómo lo hizo pero de alguna manera quitó con brusquedad mis manos de su camisa haciendo que los dedos me ardieran.— No me toques, soy tu hermano mayor pero no te permitiré que nos peleemos o me trates así.—sentenció con seriedad, en verdad, es un jodido bipolar.
Solo me limité a devolverme a mi cómoda cama, intente cerrar la puerta en su nariz pero él lo evitó poniendo su pie entre la puerta y la pared.
—Te odio.—dije entre dientes cuando finalmente me senté de espaldas a él en el colchón.
—Gracias, yo también te quiero.—respondió con voz dulce.— Baja de una vez o te sacaré de aquí a patadas.— Bi-bi-bi-bipolar, mi mente repetía eso una y otra vez como una canción de rap.
—Uy, si. Como me sacaste tan a patadas de aquí ayer, que miedo.—el sarcasmo se notaba, ayer me dijo que lo haría y ni le tengo miedo porque ni siquiera lo hace, o se le olvida o le da flojera. Casi siempre es la segunda opción, se supone que debería ser al revés.
—Yah, en serio. ¿Aún sigues con lo de Darlene? Ella se fue, te dejó, se alejaron, se odian y fin. Supérala ya, hermano.—se acercó abrazándome por el hombro. No solo estaba así por ella, al pensar en todo lo que pasamos me dejo como si nada solo porque se enamoro de otro que tenía un carro más a la moda que yo, la amaba tanto. Y al recordarme de ella, comencé a juntar todos mis amores fracasados. Siempre pienso que son el amor de mi vida, pero resulta que son solo simples interesadas que quieren mi dinero o porque dicen que soy apuesto y a la mínima discusión, se acaba todo. Creo que me encariño muy rápido.— Lo mismo sucedió con Karen, Livia, Amanda, Nery, Sof...—contaba con sus dedos como si fueran las veces que no hace de comer, le interrumpí.
—Si, ya entendí. No eres muy bueno consolando, ¿eh?—enarqué una ceja observándolo. El solo sonrió tímido y rascó la parte trasera de su cabeza incomodo.— ¿Por qué siempre me pasa lo mismo? ¿Acaso tengo una maldición? ¿Será porque cuando éramos pequeños me barriste los pies?* ¿Soy feo? ¿Soy muy alto? ¿Beso mal? ¿Soy muy sensible?
—rió un poco— Basta, eres mi hermano y solo eso es suficiente para que seas perfecto. Obvio, después de mi.—dijo levantando la cara con superioridad— Vale, está bien. Lo digo en verdad, eres una hermosa persona Fred. Si ellas no te quisieron no son las indicadas, ya llegará alguien a tu vida. No debes apresurar las cosas, mírame a mí. ¿Me ves triste aunque no tengo novia?—levante la mirada del piso a su cara y asentí, el desfiguró la cara y me vio ofendido.— Bueno, el punto es que no estoy triste porque sé que alguien más llegara a mi vida. Igual que a la tuya, solo...—palmeó mi espalda.— no es el momento.—otra mueca extraña
—Me dices esto porque solo quieres que baje a probar tu comida que terminare botando y pidiendo pizza, ¿o me equivoco?—me relajé y puse mis brazos detrás de mi espalda apoyándome en mis muñecas mientras veía al techo
—Aish, luego me dices a mí que soy un imbécil. Solo baja, ¿quieres?—bajaré pero no por el, mis entrañas están empezando a auto digerirse de tanta hambre. No volveré a pasar tres días sin comer. Caminé fuera mi cuarto y bajé por las escaleras rumbo al comedor. Ahí estaban platos de comida que olían delicioso, que logro.
—Uff, y bañate que apestas.—hizo un mohín cubriéndose la nariz, solo lo vi con fastidio y me senté a comer frente a él. Apenas probé la comida y me levanté corriendo mientras tapaba mi boca.— ¡No quedó tan mal!—escuché a mi hermano gritar, yo solo vomitaba sin parar en el baño. No sé qué mierda iba a expulsar porque no he comido nada últimamente, solo salía agua y más agua, unas arcadas terribles.
—¡No me dice lo mismo mi cuerpo!—respondi de la misma misma una vez que cesó un poco el vomito.
Este sería un largo día...
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YEI, segundo cap uwu espero les haya gustado.
*¿Será porque cuando éramos pequeños me barriste los pies?
Lo escribí haciendo referencia a ese dicho de que si tu mamá o alguien te barre los pies te quedarás sin pareja por el resto de tu vida. Es una creencia que tenemos por lo menos aquí en Latinoamérica.
Cualquier duda por favor coméntenla.
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Gracias por leer!
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Fantasía amorosa
RomanceJackelyne solo sueña con encontrar a su amado, tal vez puedan estar juntos y afrontar las consecuencias... Y si no...?