El Secreto milenario Sam Stewart, viajero en el tiempo

El Secreto milenario Sam Stewart, viajero en el tiempo Capítulo 1.

Capítulo 1. Portador del tiempo: Usuario 111-1 virus COVID-19. visión del futuro.

Esta historia comenzó en los años 1907 a 1910, en un remoto lugar de Pennsylvania, donde una pareja aún joven y con toda la vida por delante trazaron una aventura. Él, hijo de un comerciante rico de época, quiso hacer su propio destino: le pidió a su padre su parte de la herencia de la familia Stewart adelantada para comprarse una casa y crear su propio imperio. Así su padre le dijo: "Si te doy tu herencia no tendrás cuando yo no esté, y podrías tener más, pero si es tu voluntad, la respeto, pues quieres crear tu propio destino y tu familia. Viniendo de una familia de grandes comerciantes y de renombre, Sam Stewart y su novia se fueron con su parte a un lugar en un pueblo en donde buscaron una mansión abandonada. Estaba de venta, la miraron y decidieron comprarla y arreglarla. Sam contrató unos contratistas del tiempo 19' DC y restauraron la casa un poco, por dentro era muy buena, todavía estaba intacta, solo retocaron más fuera, que estaba un poco llena de plantas, y partes de las tejas y los ladrillos caídos.

El proceso se alargó por unos meses y cuando terminó, y con el dinero que les sobró, decidieron hacer un negocio, mas quisieron prepararse un sótano tipo búnker, que tuviera todas las comodidades y almacenar comida y agua. El muchacho era muy inteligente, pero no confiaba en mucha gente, y menos en los gobiernos. En esa época había bandidos por donde quiera. Consiguió varios trabajadores y ayudó a la comunidad cercana con trabajo en una plantación. Tenía la casa algunas tareas de tierra para plantar tabaco y otras cosas.

Muy inteligente de su parte, hizo un área para tabaco y así comenzó su búsqueda de conocer más su casa. Fue encontrando lugares inesperados dentro, como algunos túneles escondidos y zonas extrañas, de por sí muy raras, al nivel de que creía que compró una casa de otra dimensión, a veces muy misteriosa. Muy curioso, seguía descubriendo, mientras su esposa, muy hogareña, trabajaba con sus sirvientes que eran bien tratados.

Sam, que era su nombre, pensó en dejar su comercio para dedicarse a estudiar su mansión y seguir descubriendo cosas inesperadas. Como tenía mucho dinero, él pensó que no necesitaba trabajar, con lo que tenía le bastaba y sobraba. Consiguió hacer con el tabaco una gran fortuna por unos años, luego decidió dejarlo y se dedicó a inventar cosas para entretenerse y escribir libros, y a la vez estudiar lo que le gustaba: la física y otras ciencias que le llamaban la atención. Era un joven muy ingenioso, educado.

Su esposa se sentía bien porque lo tenía cerca en su casa, solo que siempre estaba en su búnker, que lo creó como un laboratorio, y con algunos túneles que encontró en la casa descubrió sitios inesperados, muy por dentro debajo del territorio. Sam se preguntaba quién creó aquello, en algunos túneles veía cosas como que fueron creadas por seres ingeniosos y muy superiores a los humanos. Pensó era cosa de seres muy inteligentes. Uno de los túneles lo llevó a un lugar muy profundo, ahí encontró un espacio como un búnker más chico al que él creó, pero había un sorpresivo y extraño aparato, decía él, era algo que irradia energía al ambiente, salía un aura azul muy suave, como si estuviera vivo. Esa cosa la sentía en la piel, tenía un espacio dentro.

La primera vez, temeroso, no entró dentro de la luz, que tenía una especie de base. Podía pasarse de un lado al otro, pero solo anotó y estudió qué hacía el aparato. Era como algo cósmico, pensó, como si fuera una estrella. Salía luz de eso, quién sabe quién lo puso ahí —dijo él, pero ahora él tendría que descubrir qué era y qué hacía.

Empezó a hacer un mapa de los túneles y siguió buscando, a veces se le olvidaba el tiempo. Siguió escudriñando por otros túneles, que eran tallados dentro de piedra. Es por eso que permanecieron intactos tanto tiempo, como si una gran roca los rodeara. También había algunos ríos subterráneos, pero no se llenan, ahí solo corría agua limpia. Eso era muy bueno para él.