-Cuenta la leyenda que hace varios siglos atrás, cuando el pueblo azteca apenas emprendía su partida de Aztlán a la tan anhelada tierra prometida por el Dios Huitzilopochtli sucedió un evento inesperado lo cual provocó la ruptura del pueblo e hizo que ambas facciones continuaran por caminos separados-. Así fue como la profesora Brisaira comenzó a narrar la leyenda que tanto amaba.
Todo empezó en una noche fría donde no se veía ninguna estrella y sólo se podía apreciar una majestuosa luna llena colocada en el punto más alto del nocturno la cual iluminaba tenuemente el lugar, el viento aullaba mientras movía ligueramente las ramas de los árboles y a lo lejos se escuchaba el sutil canto de algunos quetzales que estaban por la zona.
Eso era lo que alcanzaba a percibir Yetzel mientras hacia una de sus tan habituales caminatas nocturnas pues según él eso le permitía reflexionar de mejor manera. Después de tanto caminar llego a un pequeño cuerpo de agua; se sentó a la orilla de éste, cerro sus ojos y cruzo sus delgados brazos para así empezar recordar un poco de su pasado reviviendo los acontecimientos que tuvo que pasar para convertirse en un sabio y viejo sacerdote de su pueblo.
Los segundos rápidamente se convirtieron en horas sin embargo eso no le importaba a Yetzel pues le gustaba revivir sus memorias. –Echar un ojo hacia atrás te enseñar a reflexionar y te permite crecer como persona, pero también te puede arrastrar por un camino de remordimientos y arrepentimiento de este modo recordar el pasado no es bueno ni es malo todo depende de cómo lo veas tú-. Es lo que solía responder Yetzel cuando le cuestionaban para que servía y por qué analizaba tanto sobre su pasado.
Cuando de repente un fuerte viento quebranto su concentración y para su sorpresa vio reflejada la luna en el agua, pero con un aspecto totalmente diferente a lo que vio horas atrás pues parecía como si de ésta emanara sangre de su interior. El agua se empezó a mover de forma turbulenta al mismo tiempo que varias líneas empezaron a salir de aquel reflejo en dirección a Yetzel formando un espiral en todo su cuerpo, fue entonces cuando empezó a sentir que por una extraña razón se estaba quedando dormido y sólo veía con los ojos entrecerrados como caía lentamente hasta perder el conocimiento.
- ¿Qué fue lo que sucedió? -. Dijo con un tono adormilado mientras se levantaba de la arena para después taparse con su mano un pequeño bostezo y con la otra sobarse tu vieja y encorvada espalda. Cuando por fin sus ojos se libraron del cansancio alzo la mirada, pero se llevó una enorme sorpresa pues ante él se podía apreciar un hermoso mar azul.
- ¿En dónde estoy? ¿Cómo es que llegue aquí? - fueron las preguntas que se hacía Yetzel mientras se movía y observaba en todas direcciones hasta que algo atrapo su atención por completo. Veía unas extrañas sombras que parecían ser un grupo de personas provenientes de ultramar las cuales se acercaban rápidamente hacia donde se encontraba él.
- ¿Qué diablos es eso? -. Se cuestiono Yetzel mientras se inclinaba hacía enfrente y con los ojos entre cerrados trataba de visualizar mejor las siluetas cuando de repente se dio cuenta que aquellas extrañas sombras estaban ya a unos cuantos metros frente a la costa, por el asombro y un tanto de miedo se quedó inmóvil por lo cual se limitó a ver qué es lo que hacían.
En eso recordó una vieja y esperada profecía que circulaba entre los relatos del pueblo pues en ésta radica la promesa que hizo el rey tolteca, el gran dios Quetzalcóatl de regresar a Tollan cuando fue expulsado por Tezcatlipoca quien era su eterno rival.
Según lo que se contaba era que Quetzalcóatl se había ido rumbo a la costa de lo que parecía un enorme cuerpo de agua prometiendo que el día que se viera una silueta arribar desde el oriente y el calendario mesoamericano coincidiera con su nacimiento significaría que su tan amado dios había regresado con ellos.
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Iztli: La princesa mesoamericana
FantasyHay leyendas que perduran a lo largo de los siglos, pero otras tantas simplemente son olvidadas como es el caso de La Princesa Iztli a quien se le fue otorgado un gran poder divino. Con el paso de los años Iztli comenzó a descubrir y domesticar su g...