Amargo

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Damian

Eran  las 10:00 pm,  me dispuse a volver a casa después de agotar las horas suficientes entrenando para así no tener que dar muchas vueltas en ese vacío lugar antes de irme a dormir. Esta  es la rutina que he adquirido durante estos últimos 4 meses y que se según mi mente estaba funcionando para distraerme 

En momentos como este que me siento  melancólico, es cuando más odiaba que esta casa fuera tan grande, la soledad casi se podía palpar en el aire, asfixiándome y aunque las luces estuvieran encendidas todo se sentía oscuro…frío 

Sentí como se detenía el vehículo,  suspiré quitando la toalla que rodeaba mi cuello, tomé mis cosas y baje del auto encaminándome a la puerta de entrada. Hoy siquiera había querido conducir, estaba tan cansado que le había pedido a Henry que fuera a buscarme, de hecho mirándolo desde otro punto de vista, mejor era estar así, el agotamiento me ayudaba a no pensar de más y caer rendido en seguida

Encendí el celular para revisar si tenía algún mensaje, siempre lo apagaba cuando estaba entrenando, evitaba las distracciones y  sobre todo hoy que me sentía más cansado de lo usual, no tenía ánimo para nada, ni me había duchado antes de venir. Apestaba

Entré soltando el bulto con mis cosas en una esquina cerca de la puerta, volví a soltar un suspiro cansado estirando  los músculos y frotándome el cuello, creo sinceramente que el estrés que había acumulado estas últimas semanas, estaba terminado por ganarme la batalla

Pasé de largo sin pasar por la cocina. Decidí no cenar hoy, solo quería darme un baño para quitarme la peste y dormir, dormir como si no hubiera mañana. Me encaminé hacia las escaleras pero me detuvo el sonido de las notificaciones en el celular o más bien, el concierto, porque una tras otras comenzaron a sonar, parecía no parar, fruncí el ceño porque las más recientes que se mostraban venían del número residencial de la casa

 —¡¿pero que rayos?!— susurré, eran más de 17 llamadas perdidas

Seguí deslizando en el registro de llamadas, y me preocupé al ver que justo donde iniciaban las llamadas del número de mi casa terminaban las llamadas de Daniel y eran muchas ¿Por qué me estaría llamando?

Comencé a tener un sentimiento incómodo, y no era para menos

Retrocedí mis pasos para buscar respuestas, debía buscar a Victor para saber que estaba pasando, él por así decirlo es el mayordomo de la casa/mi niñera, si algo había sucedió él podría aclararme; en el proceso marqué a Daniel para saber el porqué de su llamada, ella no se sentía bien de salud, había hablado con ella antes de ir a entrenar, me dijo que iba con su madre al hospital, no parecía nada grave, estaba seguro que debía ser fatiga, pero lo que me preocupaba era que hace un par de semanas había estado actuando extraño, nadie parecía darse cuenta, pero yo si; por algo somos mejores amigos, sé que algo le preocupaba pero nunca la forzaría a hablar, aparte estábamos en finales y sé que ella estaba muy ocupada. Esperaba que se tratara de eso y que no fuera algo malo

Volví la atención al celular cuando me envió al correo de voz…

el teléfono que usted ha marcado está fuera de …

Colgué la llamada, ahora  me había asustado

Para colmo buscaba a Víctor pero no lo había encontrado, ya estaba volviendo sudar, todavía no me había bañado, daba asco, pero era lo que menos me importaba en ese momento, caminé otra vez pasando por el pasillo y me encontré a Henry que al parecer venía de guardar el vehículo, lo Intercepté encarándolo

—¿Qué demonios está pasando?¿Dónde está Víctor?

Lo ví mirarme perplejo, seguro le había dado una gran sorpresa, entonces se recompuso  —Él no se encuentra, salió en la tarde y aun no ha vuelto, no se que hace pues no me comunicó sobre sus asuntos; no es mi trabajo saberlo y en cuanto suceder algo no sé a que te refieres

Dulce verdadera amistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora