Déjame Amarte, Mi Niño Romántico (ZhenYi/YiZhen)

Extra: ¿Madre?

—A-Yi, mira lo que te compre...

JingYi mira curioso a su esposo, toma el regalo entre sus manos y lo abre... Nubes negras se formaron en el rostro de JingYi.

JingYi estaba molesto—¿A que estás jugando ahora?

Zizhen se sintió deprimido— cariño... Lo compré para ti.

JingYi toma el vestido y se lo muestra a Zizhen— ¿Acaso crees que soy una mujer?

—Te quedará bien —Zizhen le guiña un ojo y sale de la habitación.

JingYi suspiró derrotado. Esta no era la primera vez que Zizhen hacia algo parecido. JingYi se sentía cansado de los juegos de su esposo, llevaban cinco años casados, parecía que nunca maduraría.

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—¡Sabía que te quedaría hermoso!— Exclamó con corazones en los ojos en vez de pupilas.

JingYi también creía que este vestido le iba muy bien... Realmente nunca pensó que después de casarse volvería a usar ropa femenina. Era un Chang Pao celeste ajustado que exhibía sus blancos muslos y piernas.

Zizhen:—Hay que probarlo.

—¿A que te refieres? Ya me lo pus...— JingYi entendió a lo que su esposo se refería.

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—Ah! E-espera... Duele... Ya no... No más... Suficiente, ¡estoy lleno!

Zizhen hizo caso omiso a las súplicas de su esposo. Volteó a JingYi por cuarta vez en la cama y volvió a penetrarlo. ¡No le había quitado el Chang Pao porque le quedaba demasiado sexy!

Las paredes de JingYi ardían por la intromisión continúa. Sus glúteos dolían por ser azotados. Sus caderas ya no soportaban las feroces embestidas. Sintió el siguiente climax, ya casi no había salido nada. Sus paredes se contrajeron y sintió el semen de su esposo llenándolo mientras se desbordaba. Su vientre estaba un poco hinchado... Sintió como algo frío entraba dentro de él.

—¡¡¿Que es eso?!!— Preguntó alarmado.

Zizhen sonrió — ¿Esto...? Es algo que encontré en el mercado, es un tampón de jade. ¿Apostamos cuanto aguantas? Si aguantas más de una hora dejaré que hagas conmigo lo que quieras... Si no lo aguantas... Tendremos otra ronda de sexo.

¡JingYi realmente estaba cansado de los juegos de su esposo! Pero pensando en si el ganaba...

JingYi aceptó. Se limpió el sudor y se ajustó el Chang Pao. ¡No quitárselo era parte del juego!

Salió de la habitación y bajó al comedor. Siempre el sexo lo dejaba con hambre. Apenas había bajado dos escalones cuando escuchó dos voces conocidas acercarse.

—Hola sobrino, tu madre y yo hemos venido a verte. Tu padre no tuvo tiempo por lo que sólo nosotros vinimos.

JingYi se congeló con un pie en el aire. ¡Justo ahora tenía que llegar su madre y su tío Wei! JingYi escupió maldiciones mentales a su esposo.

JingYi sonrió nervioso— Madre, tío... Que sorpresa. Me alegro mucho de que hayan venido.

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