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Los recuerdos eran opacos pero Taeyong era capaz de sentirlo al filo de su piel.

Está él de algunos pocos años, quizás nueve, quizás doce, despidiéndose de su madre para ir a dormir y Taeyong trata de convencerla para que se quede a dormir con él pero ella sólo ríe y se va besando su frente. Ella le promete que no pasará nada, que ningún monstruo entraría por esa puerta como la noche anterior y que no le haría daño como él lo había jurado. Ella incluso le promete cerrar la puerta con seguro pero Taeyong sabe que sólo finge y la deja medio abierta.

Entonces ella se va y cuenta los minutos que pasan hasta que el monstruo aparece.

Abre la puerta de manera sigilosa y con sus fríos dedos acaricia sus piernas tan delgadas y pequeñas. Entonces Taeyong trata de acurrucsrse, finge estar dormido mientras desea con todo su ser que el monstruo desaparezca pero sus movimientos sólo parecen advertirlo de que un está despierto. Entonces esa horrible criatura le saca la sábana de un movimiento brusco y Taeyong sin poder abrir los ojos se cubre el rostro.

Siente su aliento caliente en su oído y lo escucha susurrar.



—Buenas noches.



Y se va.

No sin antes tomar otra parte de su inocencia.

Taeyong sobrevivió una noche más.



Los recuerdos eran opacos pero incluso ahora le causaban escalofríos. Taeyong veía la casa de su madre sin atreverse a tocar la puerta. Hace algunos minutos el taxi lo dejó con sus tres maletas y él seguía petrificado.

Entonces la puerta se abrió y Taeyong casi grita pero el hombre que abrió fue más veloz.



—¡Mierda Taeyong! —Se llevó una mano al pecho de manera tan exagerada que Taeyong rió—. Vas a provocarme un infarto hijo, ¿Qué hacías ahí parado?



—Acabó de llegar —Le sonrió, al menos lo intentó. Su voz calmada ocultó la mentira de sus palabras—. ¿Cómo están? ¿Llegué a tiempo?



—A tiempo para escuchar a tu madre gritarle a Mark por dejar su ropa interior en la sala otra vez —El hombre se hizo a un lado y lo dejó pasar. Taeyong titubeó pero cargó sus tres maletas y entró a la casa con olor a agonía y pastel de chocolate. Su madre y su hermano menor detuvieron su pelea y lo miraron sorprendidos. Parece que ninguno salvo su padre recordaba que Taeyong iría a quedarse por un tiempo debido a su trabajo. Igual le sonríen y Mark es el primero en acercarse corriendo a él para evitar el regaño. Taeyong apenas puede mantenerse de pie y tiene que dejar las maletas en el suelo para corresponderle su abrazo. Su madre se les une poco después y su padre a sus espaldas termina de darle la bienvenida de manera cálida.

Mark parece muy emocionado y eso lo hace feliz. Taeyong va con él a su antiguo cuarto y se sorprende de ver todo tal y como lo había dejado hace casi diez años. Mark parlotea acerca de que él había hecho limpieza y Taeyong le suelta un cumplido para que se calle una vez. El menor parece satisfecho y se va no sin antes recordarle que está feliz de verlo.

Taeyong se lleva una mano al pecho y sonríe.

Extrañaba mucho su casa ya su familia. Sabe que hay algunos cuantos que faltan por darle la bienvenida y en cuanto piensa eso su corazón se acelera y duele.

Entonces hay miedo.



Era la primera vez en cuatro años que Taeyong dormía tanto, fue tanta su sorpresa que se cayó de la cama y casi se rompe la nariz. Soltó un par de maldiciones antes de levantarse y un poco aturdido no sabe qué está pasando.

Hasta que reconoce su habitación con adornos de su adolescencia. Taeyong se siente estúpido porque ni siquiera había desempacado y tenía el rostro rojo del golpe.

Se sacudió la ropa y arregló su cabello antes de salir al patio trasero donde ya estaban todos los que vivían en la gran casa reunidos.

Su madre puso un refresco más a los cinco que ya habían en la gran mesa y todos voltearon a verlo.



—El bello durmiente está aquí —Su padre habla primero y algunos ríen. Taeyong sonríe incómodo y se acerca a ellos para empezar a saludar.



Primero a su tío y a su tía que le dicen que ha crecido mucho y que se ha vuelto más atractivo. Después a sus dos primos que se burlaron de su apariencia, de su nuevo corte de cabello y la perforación que se había hecho en la ceja. Taeyong agradeció al cielo que no hayan visto la de su lengua porque entonces pasaría el resto de su vida ahí escuchando sus burlas.

Después a unos amigos de su padre que viven con ellos desde que Taeyong tiene uso de razón. Son dos hombres totalmente distintos pues uno es tan alto y luce tan fuerte mientras que el otro es incluso más bajito que Taeyong y se ve tan frágil. Los hombres palmean su espalda y le dicen que es bueno verlo. El más bajito critica su peinado y le dice que la perforación en su ceja se ve genial, Taeyong agradece y pasa rápidamente a los siguientes que son su abuelo materno y su hermano menor.

Mark está detrás de la silla de ruedas de su abuelo y Taeyong se agacha para mirarlo. El hombre mayor que apenas puede abrir los ojos acaricia su rostro y parece sonreír. Pasa la mano por la perforación de su ceja y le dice que se ha vuelto un rebelde. Mientras Mark le dice que luce demasiado increíble y que él quiere una igual.

Finalmente están sus padres. Su madre lo abraza y toma su rostro entre sus manos con felicidad hasta que nota la pieza metálica en su ceja y frunce el ceño. Taeyong teme que la mujer se la arranque ahí mismo con unas pinzas para depilar pero se siente a salvo cuando su padre le dice que solía tener una igual cuando era joven.

Después de todas las bienvenidas su madre les dice que pueden comenzar a comer y Taeyong tiembla.

Se acerca a la mesa para tomar una pieza de pollo y a sus espaldas cinco bestias se preparan para devorarlo.

gwyn || ᵗᵃᵉʸᵒᶰᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora