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Nunca pensó en volver a casa hasta el funeral de sus padres o hasta que tuviese algún accidente que lo dejase incapacitado para trabajar. Nunca imaginó que después de graduarse en la universidad daría vueltas por todo Seúl hasta regresar a su casa en Gwanak-gu donde, de manera ridícula, tendría una sesión de fotos en un parque en mal estado a media hora de su casa.

Su tío Doyoung manejaba lento y siguiendo estrictamente todas las señales en la calle porque siempre había sigo un hombre estricto todo el tiempo. Su familia sufrirá a veces por esta razón, Taeyong lo recordaba regañar a sus primos por hacer ruido al comer o por atar mal una corbata.


Era aterrador.


Más porque siempre tenía una mirada pacífica, desinteresada que refleja el inexistente arrepentimiento de sus acciones. 



—Perdón por hacerte perder el tiempo aquí. Creí que podría llevarte a tu sesión de fotos pero nunca imaginé que fuese a haber un atasco de carros tan de repente, menos por esta parte de la ciudad que casi nunca está transitada.



—Creo que la calle principal estaba cerrada por un desfile. Muchos carros debieron tomar el desvío por aquí, quizás hubo un accidente.



Taeyong podía ver una ambulancia a lo lejos junto a algunos carros de policía. Se imagino que había sucedido un choque o algún conductor ebrio había atropellado a un peatón. De cualquier forma lleva a ahí más de treinta minutos y el parque no estaba tan lejos, podía ir caminando y no llegaría tan tarde.

Doyoung apretó el volante entre sus manos y suspiró antes de acomodarse los anteojos. Taeyong conocía esa expresión de molestia, como cuando Yuta se escapaba de casa o Yukhei se olvidaba de lavar los platos sucios de la cena. Doyoung les gritaba que eran inútiles y los llevaba a sus habitaciones para castigarlos.



—El tío Doyoung me da mucho miedo —decía Taeyong de ocho años a su madre. La mujer sonreía enternecida por las palabras del niño y le besaba la frente.


—¿Sabes? tu hermano mayor también decía eso pero el tío Doyoung no es una mala persona, sólo tiene un mal carácter. Cuando seas adulto lo entenderás.



Y sin embargo Taeyong de 25 años no lo entendía aún. ¿Por qué Doyoung nunca sonreía? ¿Porque fruncía tanto el ceño? ¿Por qué lo asustaba tanto? Doyoung lo miraba mientras Taeyong se perdía en sus pensamientos y sin que se diese cuenta aseguró todas las puertas con un clic y subió los vidrios.

Doyoung trabajaba en una industria automotriz. Tenía tanto dinero pero no el suficiente como para comprar una casa para su familia.


De cualquier forma no la necesitaba. Su hermana lo había dejado de criticar hace un tiempo "¿Cuándo te piensas mudar de aquí?", "Nunca, deja de insistir Taeyeon". A sus dos hijos y a su esposa le gustaba el lugar aunque desde que Taeyong regresó hace dos días lo único que hace es quejarse del entorno.


Doyoung pasó diez años sin ver a Taeyong porque el chico escapó de casa cuando tenía quince. En aquel momento nadie lo entendió pero nadie lo quiso juzgar, Taeyong tenía un hermano que también se había escapado anteriormente pero era doloroso para todos recordarlo. La primera noticia que se tuvo de Taeyong fue cuando se graduó de la universidad.


Era un orgullo para todos.


No como Yuta y Yukhei que habían dejado la escuela y tenían empleos mediocres. Doyoung se arrepiente de no haber sido estricto con ellos pero era un hombre con poca fuerza de voluntad.


Y hablando de fuerza de voluntad; Taeyong desabrochó su camisa.


Doyoung lo miró de reojo y notó su expresión tan obscena que tuvo que tragar saliva y apartar la mirada. 



—Creo que debería bajarme y caminar, esto no se va a mover en mucho tiempo. 


—Está bien, ten cuidado. 



Taeyong lo miró, Doyoung tuvo que mirarlo de regreso. Podía ver sus pálidas clavículas un poco escondidas en su ropa y sus anteojos se comenzaban a empañar. Tragó saliva mientras Taeyong se acercaba a él. 



—¿Puedo salir por ahí? Si salgo por acá estaré en medio de la calle. 


—Claro —aclaró su garganta y quiso echar su asiento hacia atrás para que el chico pudiese pasar pero antes de que pudiera tocar la palanca Taeyong ya se encontraba sobre su regazo. 




Taeyong tenía una complexión pequeña, quizás porque tuvo una mala alimentación cuando estuvo fuera de casa, quizás genética. Su cintura era tan pequeña y sus brazos eran fuertes pero no parecían los de un chico. Su piel era suave, lampiña, y sus labios eran como dos líneas delgadas de color rosa.


Doyoung lo besó.


Lo besó y abrazó su cintura haciendo que se curvara y sus sexos se frotasen.

Se sentía tan jodidamemte excitante. Taeyong se movía de adelante hacia atrás sin pena alguna y su falo despertó tan rápidamente que se avergonzó un poco. Entorpecidos por el pequeño espacio Doyoung logró bajarle los pantalones junto a su ropa interior y lo penetró sin delicadeza porque estaba tan excitado y sentía la adrenalina de ser descubierto en cualquier momento. Embistió su ser hasta que alcanzó su clímax y aún con espasmos Taeyong se acomodó la ropa y salió temblando del carro.


Doyoung se retiró los lentes para limpiar el sudor de su frente y echó su cabeza hacia atrás golpeándose por haber caído de nuevo. 



Taeyong se disculpó con su jefe por haber llegado tan tarde a trabajar y el hombre se mostró comprensivo porque Taeyong era un desastre pero sus ojos mostraban arrepentimiento verdadero. Incluso llamó la atención de algunos de sus compañeros pero ninguno de ellos era tan cercano a él para preguntarle qué había sucedido.

Cuando llegó la hora del almuerzo uno de sus colegas se acercó a él.



—¿Por qué no te sientas un rato? Debes estar cansado, ha sido una sesión larga. 


—Estoy bien, sólo estoy hambriento. 


—Uh, seguro. ¿Puedo preguntar por qué llegaste tarde hoy? Sólo es curiosidad. 


Taeyong fingió beber de su refresco como si no quisiese responder esa pregunta. Poco después habló. 


—Había mucho tráfico y tuve que venir caminando. 


—Cielos, tienes mala suerte. 


—Sí, como no tienes idea.

gwyn || ᵗᵃᵉʸᵒᶰᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora