19. Ángel de la Muerte

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Golpes desesperados se escuchaban en la puerta. Eran intensos, bruscos, insistentes. Sin duda, la persona que llamaba estaba en un apuro. Pasaron varios segundos, nadie atendió. Los golpes persistieron, una y otra vez, aguardando por una respuesta. Cada segundo se volvía más insoportable.

Hasta que finalmente la puerta se abrió, detrás de ella apareció Maialen. Tenía una expresión cansada en su rostro. Samantha, que había estado tocando por minutos, pudo soltar un suspiro de alivio.

—Samantiti.

—Joder, Mai, al fin. Necesito hablar con ella.

Samantha intentó ingresar en la habitación de la cantante, pero Maialen puso su cuerpo para impedirlo y colocó una mano en el pecho de la reportera para frenarla.

—No es buen momento ahora.

—Lo sé, pero necesito hablar con ella... Necesito explicarme.

Otra vez Samantha intentó entrar, pero Maialen la frenó. La cantante cerró la puerta detrás de ella y condujo a la rubia hasta el pasillo.

—Te aseguro que lo único que vas a lograr es empeorar la cosas, las dos van a decir cosas de las que luego se arrepientan.

—No me importa —afirmó, con los ojos llorosos—. Tengo que aclarar las cosas con ella, no la quiero perder.

Maialen se detuvo un segundo para admirar la desesperación en los ojos de la reportera.

—Ya lo hiciste —dijo la cantante.

—¿Qué? —Samantha la miró, confundida y asustada.

—Te dije que tenias una sola oportunidad. ¿O no? —sonrió tristemente—. La has desperdiciado. Lo mejor que puedes hacer es alejarte.

—¿Qué dices, Maialen? —rio con nerviosismo, como si fuera una broma—. Es todo un malentendido.

—¿La quieres? —preguntó, ajeno a lo demás.

—Por supuesto.

—Entonces te alejarás, porque sólo le estás haciendo sufrir, y Jujiti no merece eso.

Las emociones de Samantha comenzaron a desestabilizarse. Una expresión a punto de romper en llanto apareció en su rostro.

—Te juro que yo no quería... No sabía que Flavio...

—Eso ya no importa ahora. Va mucho más allá de Flavio. No puedes seguir con esto, Sam. Si la quieres de verdad, serás lo suficiente inteligente para alejarte antes de que la cosas empeoren. No os estáis haciendo bien.

—Mai, no me digas esas cosas, por favor —negó, con desesperación—. Sé que puedo arreglarlo.

La cantante suspiró, sabiendo que no sería fácil hacer entrar en razón a Samantha. La miró por un par de segundos y finalmente posó una mano en su hombro.

—Ve a dormir. Piensa lo que te dije. Sabes muy bien lo que tienes que hacer.

—Mai... —suplicó.

—Encuéntrate a ti misma, Sam. Reconoce quién eres en verdad. Pero ahora, lo mejor es que te vayas.

Sin más que decir, Maialen le dedicó una última sonrisa apenada a su amiga, y se dio vuelta para volver a entrar en su habitación.

Fue un portazo suave, casi imperceptible, pero resonó dentro de Samantha con una fuerza inexplicable, destrozando el corazón de la reportera.

{...}

El día siguiente, Eva encontró a Hugo en los pasillos de los laboratorios. Lo había estado buscando por un largo rato, dispuesta a hablar con él. Sabia que el rubio seguramente todavía seguía bastante afectado por lo de Nick, y quería comprobar que todo estaba bien. Sin embargo, también quería decirle algo que venía pensando hace días.

infectIVO | OT2020Where stories live. Discover now