La vida de un gato

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Ser un gato no es nada fácil; muy al contrario como piensan. Hay semanas en las que no encuentro comida o en las que me toca pelear por ello. La calle es todo un reto de supervivencia; hay peligros eminentes; desde el perro rabioso del vecino, la vieja bruja de la cuadra, los niños jugando o los carros. Y cuando el tiempo es malo; hay que buscar un lugar para resguardarse del clima.

Realmente es difícil; aunque conozco a alguien, con una vida más problemática que la mía

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Realmente es difícil; aunque conozco a alguien, con una vida más problemática que la mía. La conocí un día de lluvia. Había tenido una pelea. El resultado de esa pelea fue mi pata izquierda mordida y moretones en las orejas. Al no poder moverme bien; me metí en una caja de cartón dentro de un callejón.

Estaba lloviendo fuerte, aunque el frio no me molesta mucho; pero el estar mojado es otra cosa. Las personas pasaban corriendo por la lluvia, esparciendo las gotas encima del cartón.

Ya me estaba enredando en el periódico para pasar la noche. De repente las gotas pararon y unos pies estaban frente a mí. Al alzar la mirada; una joven chica estaba sosteniendo un paraguas; bajando lentamente hasta dejarlo encima de mí, de manera que no caiga la lluvia sobre mi. Después simplemente se paró y se fue.

 Después simplemente se paró y se fue

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¿Por qué los humanos son raros?. Comenzó a llegar todos los días; me gustaba cuando me traía sardina o las galletas de sal. Después de unos meses dejó de frecuentar y solo venía los fines de semana; talvez se dio cuenta que ya no estoy herido.

Viendo que venía menos, decidí ir yo a buscarla. Era un gato viejo del barrio; sabía muy bien como buscarla. Y como pensé, llegue a su hogar. Empecé husmeando las ventanas de la casa para encontrarla.

Fue todo un reto; ¿sabían que la bruja se quedó sin cejas?. Se estaba retocando las cejas, y sin culpa aparecí en su ventana. De la sorpresa se voló la ceja completa. Ahora le toca depilarse todas dos para pintarse por igual. ¡¡Veamos si después de esto; aún le quedan más ganas de seguir molestando!!

Después de una ardua búsqueda pude estar seguro que era su casa.  Me bañé correctamente por todo el cuerpo, tenía que estar presentable para cuando me vea. Ya bañado, comencé a maullar y a aruñar la puerta.

Pero lo que recibí en vez de una sonrisa fue un escobazo. Rayos, esa vieja bruja es un gran problema. Busque otra vez por la ventana y no había rastro de ella. Me senté en la esquina de su casa; talvez si regreso puede que la encuentre. Cuando me iba a regresar; la vi pasar hacia su casa.

Fui corriendo a la puerta y escuché gritos. La vieja bruja le estaba gritando; mientras que mi ángel subía hacia su cuarto triste. Era mi oportunidad, me pare en la ventana a maullar.

Por más que maullaba no me escuchaba. De lo desesperado que estaba, mis patas resbalaron. Pensé “¿Será el final para este gato?”, al cerrar mis ojos, nunca sentí el golpe; más bien sentí unas manos envolviéndome.

-Eres tú gatito; ¿Qué haces aquí?-

“Pues qué más, buscándote porque no ibas a verme”

-¿Acaso me extrañaste? Realmente no he podido ir a verte gatito- cerró la ventana mientras sonreía; se acostó en la cama; siguiéndola también me acurrequé en la cama.

Todos los días iba a hablar con ella; me daba de comer y nos acostamos en la cama.

-Sabes mi madre, solo pasa peleando y gritando con papá; echando toda la culpa hacia mí por quedarse sola-

“Esa vieja bruja que sabe, apuesto que se quedó sola por su humor de perro”

-Y papá desde que se fue no ha llamado-

“los adultos son nefastos, tú no debes ser como ellos”

Rio mientras me miraba.

-¡Es verdad!, no puedo escuchar las cosas que hablan-

-Sabes a veces pienso que realmente me escuchas-

“Y tú realmente me entiendes”

Así pasamos; por dos años. Hablábamos de cualquier cosa, de sus problemas, de sus amigos o hasta su traición con el perro del vecino. Aunque no es que realmente conversemos, más bien es un monólogo entre ambos. A veces yo le digo que no y ella piensa que dije sí.

Por ejemplo; me estaba diciendo si cambiarme la sardina por atún y yo le dije que no porque engorda; y ella pensó que dije sí. Ahora como atún con aceite de bacalao.

Pero no importa; si así es feliz, que así sea. Puesto que en momentos importantes; realmente nos entendemos. En estos dos años hemos llegado a la conclusión; de que sería mejor vivir por su cuenta; así se libraría de la vieja bruja.

-Félix cuando me vaya, tú también vendrás ¿Cierto?-

Por un momento quedé atónito. Jamás pensé que también iría.

“Yo soy un gato de la calle, no puedo abandonar mis territorios”

-Ya veo; entonces, si vienes conmigo. Félix tienes que venir conmigo; me iré en dos días-

Yo realmente no pensé que este gato viejo, algún día dejaría sus garras; y ronronearía a una niña. ¿Dejaría mi mandato en los suburbios bajos para ir a gobernar un pequeño espacio?
Tenía dos días para pensar, si ir o no ir. En esos dos días no fui a visitarla. Regrese a mi pequeña caja de cartón en el callejón.

En esa noche la gente comenzó a correr, el cielo sin previo aviso se rompió. Gota tras gota caía sobre mi cabeza, me acurruqué en el periódico buscando un poco de calor. Es muy diferente, el frio no es un problema, solo no me gusta estar mojado.

Si no voy, tendré que vivir por siempre en esta caja fría. ¿Quién conversará conmigo o me dará un poco de calor? Pero si el frio no es un problema, solo no me gusta estar mojado.

Allá me bañan mucho más, ¿Por qué ir?, me dan atún en vez de sardina, me dan calor en vez de frío, me siento feliz y no sólo ¿Por qué no ir?

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Allá me bañan mucho más, ¿Por qué ir?, me dan atún en vez de sardina, me dan calor en vez de frío, me siento feliz y no sólo ¿Por qué no ir?. Quedarme en una caja no quiero, no quiero que se vaya sin mí.

Pasó los dos días y en la puerta; está mi ángel esperándome; me agarró en sus brazos y nos fuimos a la parada de tren. De aquí para adelante, ser el gato de ella no será para nada fácil.

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