A veces no veo,
me arranco los ojos,
porque tengo vértigo
de mirarme al espejo,
tengo ganas de atravesarlo
y mirarme desde el otro lado
para poder ver más allá
del pelo desteñido
y las ojeras profundas,
de la piel pálida
y una figura deformada,
para poder masticar
el miedo con las muelas,
romper el vidrio
lleno de mis inseguridades,
y tan vacío en verdades.