Me duelen las heridas cerradas.
De vez en cuando me pesa el corazón.
Casi siempre me arden los brazos rotos.
Nunca dejan de sentirse ajenas mis piernas.
Mis espejos ya no me reconocen el rostro
porque me cansé de llevar la máscara puesta.

Las heridas cerradas
Me duelen las heridas cerradas.
De vez en cuando me pesa el corazón.
Casi siempre me arden los brazos rotos.
Nunca dejan de sentirse ajenas mis piernas.
Mis espejos ya no me reconocen el rostro
porque me cansé de llevar la máscara puesta.