parte 5

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Oscuridad... Eso y el feo olor de hombres que no han gozado de la libertad en días, todo ocurrió durante la noche, ellos llegaron con sus luces apagadas y sin hacer el mas mínimo ruido, toda la tripulación en minutos fue apresada, como si todo fuera ensayando, como si fuera algo que hacían todos los días, algunos de mis hombres se opusieron y eso sólo término en heridas graves que aun no han sido tratadas, el sangrado fue controlado pero si no se limpiaban serían infectadas, este era nuestro quinto día en esta isla, según algunos prisioneros de otras celdas estábamos en la isla pig, una isla donde el contrabando y la piratería estaba como en un campo de flores, Aaron por suerte estaba a salvo, con algunos golpes, como todos pero bien, la tía Lucy no me perdonaría si le pasaba algo, él hizo todo lo posible para que nadie descubriera quien era, los pasos de alguien se comenzaron a sentir a lo lejos, un hombre gordo y bajo entro he hizo una sonrisa, sus dientes amarillos me dieron repulsión.

-Si no quieren mas hombres heridos, les sugiero que no pongan resistencia- dicho eso detrás de él salieron varios hombres, piratas, armados y listos para atacarnos, no pusimos resistencia, eso habíamos acordado, James y Liam necesitaban atención urgente, veinticinco de mis hombres habían sido dejados en nuestra parada anterior para investigar sobre cierta pirata, aunque quisiéramos poner resistencia no podríamos, el hombre nos llevó a través del túnel hacia una especie de escenario, nuestros ojos tardaron en acostumbrarse a la luz, varias personas estaban y solo unas pocas estaban sentadas, todos despreciables piratas- he aquí caballeros -mire a cada una de esas personas todos eran piratas conocidos y todos eran aquellos que debía eliminar, mi atención se fue a una esquina vacía, la silla también lo estaba, faltaba alguien pero no se me ocurría cual de todos los piratas podía ser- veinticinco hombres del pueblo, suponemos, de Dulzu, su barco fue subastado ayer y lo compró nuestro muy generoso capitán Black- este se paró he hizo una reverencia, mis hombres y yo estábamos atónitos, no solo vendieron nuestro barco sino que también nos venderían a nosotros, toda esperanza se esfumó, cuando cada uno de mis hombres fueron vendidos al mejor postor, la rabia, el enojo y la vergüenza que yo sentía se multiplicaba, vergüenza porque cada uno de ellos me siguió y ahora no volverían a ver a su familia, la esperanza de que Rufus y el resto nos encontraran después de a verse dado cuenta de nuestro raptó, también se esfumó, comencé a desesperarme cuando estaban por vender a Aaron, mis puños se cerraron fuertemente, estaba por tirarme y golpear a quien lo iba a comprar cuando la puerta se abrió, todos se giraron a verla, una mujer  pelirroja, llevaba un sombrero con plumas, botas altas, pantalón y blusa, detrás de ella estaba una joven y un hombre con la cara roja por la fuerza que hacia para sostener el cofre en sus manos, todos los de la sala que estaban sentados se pararon al verla.

-Siento el retraso, caballeros - avanzó por la habitación- mi damas no podían bajar el cofre así que llame a este joven para que lo hiciera- llego hasta la silla vacía y miro a todos mis hombres, incluso los que tenían en su cuello un cartel de "vendido"- que buen lote que tenemos aquí- dijo mientras se sentaba, todos los demás piratas se sentaron, ella clavó los ojos en mi y su labio sonrió, y miro al subastador- los quiero a todos- varios de mis hombres abrieron la boca y los piratas se quejaron.

-Señorita Alice- ella fijo sus ojos en el subastador y este le tenía miedo- ve..vera algunos hombres ya fueron vendidos y..- fue cortado por otro pirata.

-He pagado una gran suma por el chico no quiero dartelo- dijo gritando.

-Si bien recuerdo esto es una subasta y el premio se lo lleva el mejor postor y yo - hizo una seña y la joven abrió el cofre que el chico aun tenía en los brazos, el cofre estaba lleno de oro y joyas, todos en la sala fijaron sus ojos en el cofre- este cofre es solo uno de los veinticinco que hay en mi barco, uno por cada uno de estos hombres, incluso los heridos- dijo señalando a los dos que estaban sentados en el suelo- y para aquellos que están vendidos se los compraré a sus dueños, si es que no ponen objeción- dijo mientras miraba al pirata que le había gritado, este sonrió.

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