『Chapter tres』

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Mientras, fuera de la casa y cerca de la nave de nuestro querido Jaime, se encontraban el teniente y el sargento ideando un "plan" para capturar al mencionado.

Por supuesto que ese plan es fallido, por un milagro lo capturan, en fin, Erwin se les adelantó mientras tarareaba y jugaba con las llaves de la nave espacial, lo abrió y se subió, lo programó para seguidamente se cerrara la escotilla.

Gratchett salió de los arbustos mirando lo que había pasado.

- El niño gordito se roba nuestro plan teniente - alzó una ceja.

- Vaya a detenerlo sargento - ordenó antes de que ambos terminaran quemados por las turbinas de la nave.

Este se alzó del suelo seguido de la salida de Jaime de la casa.

- ¡Erwin!, ¡Espera!

El platillo comenzó a volar con un poco de agilidad.

- No sabes cómo volar - murmuró mirando el como manejaba la nave y desaparecer de la faz de la tierra.

Bien, ahora sí que temía por la vida de su amigo, ¿que tal si se llega a estrellar con algo?.

¡No!, Debe pensar una solución rápido.

No quería que Erwin muriera antes de decirle lo que sentía.

De un momento a otro el rostro de su padre salió fugazmente por su mente. ¡Claro!, ¡ya sabía a quién llamar!, ¡A su papá!.

Tomó su teletransportador y marcó por este artefacto, estaba muy preocupado, pero, a la vez con una gran necesidad de decirle a Erwin que... No importa, ya contestó.

— Papá, ¿Crees que puedas prestarme tu nave? — preguntó preocupado, sus manos temblaban, la presión le carcomía.

— Es que está... — se escuchó por el teletransportador la voz de su padre, se tomó unos mini segundos para contestar — en el taller mecánico — Frunció el ceño.

¡La vida de Erwin estaba en peligro!, ¿y él sacaba sus excusas?, ¡por favor!.

— ¡Vamos!, ¡Necesito alcanzar a Erwin! — soltó algo frustrado — borré todos sus miedos.

Al decirle aquello en su ser se volvió un hueco, se sentía culpable de haber hecho eso, menos para querer desaburrirse, debió escucharle.

— Los Vloks se lo comerán vivo — su tono de voz bajó, estaba temblando y encerio tenía miedo de perder a su amigo — si no lo detengo.

— Olvídalo Jaime — habló de un momento a otro su mamá, algo que le tranquilizó un poco — Ya sabes cómo es tu papá con su nave espacial.

Jaime miró su teletransportador que se movía a base de su mano temblorosa, miró el cielo por dónde se había desaparecido la nave.

— En cuánto tu amigo terrícola.

"Amigo" esa palabra pasó por su mente haciendo un eco haciendo que dicha palabra comenzara a confundirse, mientras que en su ser se hacía un hueco más grande y profundo.

— Sólo utiliza un poco de Yo-Ga-Ga, entra en su cabeza telepáticamente y encontrarás su lado cobarde atrás.

Eso hizo que a Jaime le diera algo en su ser un brinco y un "click" en su mente. ¡Claro! ¿Cómo no pensó en eso antes?

— Bueno, ¡Gracias por el tip mamá!

ƒ૨เɠɦƭ °-ᎫᎪᎡᏔᏆΝ-°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora