❥DÍA CINCO: "TOMARSE DE LAS MANOS"

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"Sentirte"
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Su mentón se encontraba descansando sobre su mano izquierda, admiraba a la distancia aquel rostro redondo lleno de felicidad, lleno de tanto amor

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Su mentón se encontraba descansando sobre su mano izquierda, admiraba a la distancia aquel rostro redondo lleno de felicidad, lleno de tanto amor. Cuando lo hacía no había quien interrumpiera su vista, quien molestara en su mundo, lo llenaba de tanta tranquilidad que cualquiera que lo ve en ese estado suele asustarse. Pero su mejor amigo estaba acostumbrado, incluso buscaba la posición perfecta para acomodarlo y que este admirara a la joven de cabellos chocolate. Pues era de los pocos momentos donde no gritaba como un perro rabioso o no quería matar a nadie que se le atravesara.

Sus ojos no mostraban aquel coraje de siempre, brillaban como si se tratara de un pequeño admirando a su personaje favorito, él veía a su persona favorita, la persona quien sacaba la mejor versión de si mismo. Incluso el rubio se sorprendía de que podía quedar hechizado en aquellos momentos que la admiraba, pero era tan normal apreciar su belleza que parecía ver una de las hermosas maravillas del mundo, que para su mundo definitivamente lo era: sus ojos, su cabello, sus mejillas, sus manos, sus labios, su cuerpo y su sonrisa. Para Katsuki Bakugō esas eran sus siete maravillas del mundo.

Quería que llegara la hora en que siempre se veían, en que el silencio junto a ella jamás sería incómodo, al contrario era una tranquilidad que se quedaba dormido abrazándola fuertemente para que nadie se la arrebatara, para saber que era realidad y no un sueño. No eran novios, pero pretendían serlo. Ambos corazones se amaban, sabían que el otro sería el complemento de su felicidad, que sería la alegría que tendrían por mucho tiempo. Ella ansiaba gritar a todos que él era su novio, que ella había logrado a enamorar aquel hombre de fuerte temperamento.

Bakugō también ansiaba gritarles en la cara a todos los hombres que iban como lobos hambrientos detrás de la castaña advirtiéndoles que ella era su novia, que era la primer mujer en enamorarlo, incluso decir que había domado a un lobo rabioso. El lobo que nadie creía que podría presentar actitudes domésticas, solo sabía ladrar y morder, pero cuando Uraraka entró a su vida solamente ladraba y se alejaba de las personas. La mayoría notó aquel cambio, algunos quisieron impedir aquel futuro romance. Pero la castaña solamente les respondía un: "sí yo soy feliz ¿qué importa?, él no es lo que les demuestra. No del todo".

Los amigos de Uraraka se molestaron, insultaron de una y mil maneras lo ridículo que sería una relación tanto de amistad como amor con él, sin darse cuenta que aquel rubio ceniza escuchaba atentamente cada comentario. "¡¿Y Bakugō es el grosero maleducado?!, que fácil es ver los defectos de los demás antes que los personales". La respuesta que más hizo sonreír a dicho mencionado, alegre de escuchar aquellas palabras se acercó más y más a ella demostrando aquel amor que solamente ella ocasiona. Que solamente ella lo había hecho experimentar.

"¡Jódete, yo no acepto estúpidos comentarios de un idiota como tú!", fue la respuesta a más de uno de los amigos de Uraraka, veían por el bien de su amiga, cuando la realidad era un mal querer alejar a la persona que ella amaba. Desgraciadamente Bakugō daba mucho de qué hablar, su actitud era algo que la gente incluso extorsionaba más de la realidad. En su vida él golpearía a una mujer para sentirse superior, su madre a pesar de todo le impuso ese gran respeto, podría ser un poco grosero pero era algo que no podía evitar. Nunca tuvo novia, nunca le interesó pasar mucho tiempo junto a una mujer molesta que quisiera cambiarlo, eso no sería amor.

Uraraka lo conocía en sus buenos y malos momentos, ella jamás pidió que él cambiara, ella jamás le exigió algo para acercarse. Él cambió por que lo deseó, él aprendía a mejorar su actitud con las personas y con ella. La vez que estaba enojado y la indultó por instinto a lo que él habla se sentía de lo peor, quería golpearse hasta quedar inconsciente, por su parte la castaña no se molestó, le pareció tierna la actitud de querer autoregañarse por insultarla. Se lamentó tanto, decía que tenía suerte que ningún extra mediocre y chismoso lo hubiera escuchado para después crearle otro rumor incierto.

"Juzgan sin conocerlo del todo, no pueden juzgarlo solo por ver el exterior", defendió ante sus amigos quienes la veían sorprendidos. No tenía buena fama, a pesar de no haber tenido novia, sí había complacido muchas veces sus necesidades sexuales con alguna que otra compañera de clase, alguna chica de la escuela o que conocía. No era un santo en ese cuento, lo veían como un clásico chico rudo de historia cliché pero este no era popular por sus encantos, si no por su carácter de el demonio. Pero poco le importaba andar de boca en boca por la universidad, poco le importaba que dijeran de él, eran pocos los que lo conocían en realidad, los que sabían la verdad.

"Quiero sentirte... pero de la manera más sana, quiero tomar tu mano", decir aquello había hecho que sus mejillas se enrojecieran a causa de vergüenza, para Uraraka resultado bastante tierno que enlazó sus manos para sentir por primera vez aquel tanto, con solo tomar su mano se sentía fuerte, amada, protegida, fuera de la realidad. Pero este último se sintió aún más cuando por primera vez unió sus labios con los del rubio, todo era perfecto, él era perfecto y la complementaba. Era aquella pieza que ella tanto esperaba, aquella pieza que en sus sueños deseaban, eran la personas que estaba atada a su hilo rojo.

—¿Bakugō? —lo sacudió para regresarlo a la realidad—, ya es hora —comentó su pelirrojo amigo.

—¿Eh? —sacudió levemente su cabeza para después ver su reloj, era cierto la hora que decía—. Oh, cierto... gracias, pelos de mierda.

—Bueno, al menos me dijiste gracias —golpeó levemente su hombro—, nos vemos mañana.

La gran mayoría salió del aula, tomó sus cosas y se dirigió al asiento de la joven que tanto lo volvía loco, aquella que su olor a dulce jamás le molestaría.

—¿Lista? —acarició su cabello.

—Oh, claro —tomó su mochila—, ¿me ayudarás en mi tarea?

—Te pediré algo a cambio —sonrió burlón.

—Que gracioso ¿no? —soltó una risa—, de acuerdo me quedaré a dormir contigo todo sea por que quiero aprobar mi materia y eres bastante inteligente para explicarme.

—Espero ser el único que te explique todas tus dudas —dio una ligera risa ronca.

Ella lo había logrado, ella había ganado. Él perdió, él se enamoró como nunca y si ella se alejara él rompería en un llanto junto a una depresión que jamás quisiera conocer.

 Él perdió, él se enamoró como nunca y si ella se alejara él rompería en un llanto junto a una depresión que jamás quisiera conocer

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❥Eterno amor [Kacchako Week 2020]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora