16. La víbora y el mito

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La víbora y el mito.

— ¿QUE MIERDA? – La luz natural de un hermoso sol apuntaba directo a su cara, alguien se había atrevido a abrir la ventana — ¡MAMÁ! ¿SE PUEDE SABER QUE HACES? – Una Irene toda despeinada y tratando de cubrirse los ojos había salido de entre las sábanas para despedazar a quien hubiera osado a despertarla. La empresaria agarró un almohadón para tirárselo a su madre pero la Señora Bae lo esquivó con habilidad.

— No contrato a un hermoso chongo musculoso para que me entrene en vano hija mía – le explicó esquivando el segundo almohadón.

— Pero mamá, ¡tenemos sueño! — ¿Tenemos?

— Ya es hora de despertarse Irenie, son la una y el almuerzo va a estar listo dentro de poco – anunció con una voz melódica la mujer.

— Mamá no tenemos quince años para que nos vengas a despertar para ir al colegio… — vaya a saber porque la pelinegra hablaba en plural. La cara de desconcierto de la pelinegra mayor habló por si sola.

— ¿Tenemos sueño? ¿A despertarlas? ¿A ti y a quién más? ¿Acaso dormiste con alguien Irene? A tu padre no le va a gustar nada – levantó su ceja mostrando que era una habilidad que se traspasaba de generación en generación.

Irene frunció su seño.

– Espera un momento… — giró su cabeza rápidamente inspeccionando la habitación en la que estaba – Yo no me acosté en esta cama, me acosté en la del cuarto de invitados con…con Seul… ¡SEULGI! – saltó de la cama más rápido de lo que su madre en su vida la había visto hacerlo.

— Si hubiera sabido que Seulgi iba a hacer que te levantaras rápido, la hubiera levantado a ella primero – le dijo su madre aguantando la risa.

— No es gracioso mamá – protestó Irene buscando en su maleta algo para ponerse – Esa maldita pelicastaña siempre se sale con la suya, le advertí que no me cambiara de cama – Por lo poco que había visto, el día iba a estar hermoso para disfrutarlo en la piscina, por lo tanto, agarró su bikini púrpura, que era su preferido y dejaba mucha piel al aire, iba a hacer sufrir a Seulgi por desobedecerla una vez más. Se metió al baño para cambiarse. Su madre la siguió pero se quedó del otro lado.

Al parecer Sunhee iba a pasarse el día entero con su ceja levantada.

– No sabía que dormían juntas – fue una pregunta disfrazada de afirmación. La señora Bae sintió ruidos en el baño y esperó paciente a que su hija saliera a responderle.

— No lo hacemos – contestó apenas salió – Es decir, si dormimos en la misma cama, pero solo dormimos y generalmente nos separa una montaña de almohadones – explicó todo lo que podía sin referirse al miembro de la pelicastaña mientras se tapaba la bikini con un simple vestido de playa amarillo.

— ¿Y anoche no lo hicieron? – Sunhee agitó su cabeza ante su mala elección de palabras – Es decir… ¿Anoche no durmieron juntas? Porque tu estás en tu habitación y ella…

Irene se tapó su cara con sus propias manos y se tiró suspirando en su cama.

– Es… es complicado… — dijo.

— Irenie… — su madre quería ayudarla verdaderamente.

— Es muy complicado – repitió – Todo con Seulgi parece costarme el doble – agregó abriéndose a su madre – Anoche antes de los fuegos artificiales hablamos… – entre otras cosas que su madre no necesitaba saber – Y la sentí más cerca que nunca mamá pero a la vez…

— A la vez muy lejos – completó Sunhee logrando que su hija le diera la razón.

— Después entre Wendy y sus dramas alcohólicos, Joy y su llanto inconsolable, el resto de los invitados, fue imposible que siguiéramos hablando y la perdí de vista nuevamente – contó – No la encontré hasta que papá me dijo que la había visto entrar a la casa.

𝙄'𝙢 𝙣𝙤𝙩 𝙛𝙤𝙧 𝙮𝙤𝙪 - 𝙎𝙚𝙪𝙡𝙧𝙚𝙣𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora