𝙄'𝙢 𝙣𝙤𝙩 𝙛𝙤𝙧 𝙮𝙤𝙪 - 𝙎𝙚𝙪𝙡𝙧𝙚𝙣𝙚

18. Estoy de paso

Viernes a la noche – En el departamento.
       
         
— ¡WEN! ¡JOY! ¡LLEGUÉ! – Irene llegaba al departamento con varias bolsas en su mano y con una sorpresa para sus amigas — ¡Tengo algo para mostrarles! – cantó mientras entraba a su propia habitación a dejar las bolsas.

— ¿Qué quieres, Ren? Y deja de gritar ¿Quieres? Al menos que estés teniendo sexo conmigo o te llames Sunji Son, no tienes por qué hacerlo – le preguntó sonriendo desde el balcón y largando el humo del cigarrillo que tenía en su mano.

Joy llegaba a la sala corriendo.

— ¿Dónde está? – Miró a Wendy que se limitó a encogerse de hombros. — ¡Wendy! – El tono que usó Joy no era nada bueno — ¿Estás fumando de nuevo? Es el cuarto que te veo agarrar en la tarde – la retó.

— ¿Otra vez fumando Wen? ¿Cuántos llevas en el día ya? En la oficina te acabaste un paquete entero – Irene se unía a sus amigas en la sala y de paso dejaba a la bailarían y a su socia con sus bocas abiertas — ¿Qué pasa? ¿No les gusta? – la empresaria se frenó delante de ellas.

— Te... te... te... ¡OH DIOS! – Wendy estaba impactada – Te teñiste el cabello – Irene giró los ojos ante la obvia observación de su amiga.

— Exacto, necesitaba un cambio – explicó – Pensé que el rubio me iba a dar un aire distinto – completó la idea.

— ¡Me encanta Irenie! – Joy se abalanzó sobre su amiga para felicitarla – Te combina perfecto con tu mirada de fuego, te van a tener más miedo que antes – agregó dejando a Irene pensando si eso era bueno o malo.

Wendy sonrió vorazmente.

— ¿Te teñiste los de abajo también? ¿Por qué sabes a quién más le va a gustar este cambio? Al rarón... va a estar a mil con el nuevo pelo – dijo sacando su sonrisa maligna. Irene hizo silencio ante lo dicho por la canadiense, no quería mencionar la verdadera razón de la elección del color de su pelo.

— Por supuesto que le va a gustar, si el otro día Seulkie estaba como loca con Eliza Jane Taylor cuando la hicimos ver The 100 con nosotras, hasta que Irene se enojó con ella porque no le estaba prestando atención y apagó el televisor – El descolorado del pelo combinó a la perfección con su rostro cuando tuvo que esquivar la mirada de Wendy. Joy había revelado su secreto.

— ¿Asi que fue por eso...

— Hablando de Seulkie... ¿Dónde está? – ¡Ding! ¡Ding! Campana salvadora, la bailarina sacaba a Irene de un gran aprieto – Por la hora que es, ya debería estar aquí – comentó la pelirroja de la casa — ¿Trabaja esta noche también? – Al parecer la pelicastaña llevaba varios días encerrada en el estudio cubriendo los trabajos que tuvo que adelantar por la visita de Shuhua y Yeri.

Irene miró el reloj y frunció su ceño haciendo una nota mental automática, que le recordara hablar con Seulgi de sus horarios agotadores de trabajo.

– Ya debe estar por llegar – dijo.

— Entonces deberíamos poner en funcionamiento el último día de tortura – con aviso previo la canadiense se desvistió en medio de la sala y se quedó solo con una diminuta bragas blanca. Topless on.

— ¿El último día? – Joy entristecía mientras se desvestía – ¿Por qué? A mí me gusta andar desnuda por la casa – dijo mientras se sacaba las últimas prendas que le quedaban. El papel de la bailarina era atormentar a Seulgi como Dios la trajo al mundo.
La actual rubia hacia lo mismo que sus amigas, pero un poco más tímida elegía quedarse en topa interior.

– No podemos andar así con las niñas en la casa Joy – aclaró mostrando su escultural cuerpo que ahora solo vestía un conjunto de ropa interior negro con letras violetas de la marca – Además, extraño a Seulgi – confesó — entre que trabaja todo el día, y el tiempo que la vemos se la pasa en el baño, no puedo cruzar ni dos palabras con ella. Aún no he podido ni hablar con ella sobre la Hermana Nyna y Minhee – al parecer Irene había puesto al tanto a sus amigas de lo sucedido aquél día en la oficina.