Un espantapájaros enamorado

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Una linda ruiseñor se fue de pequeña a vivir al campo, donde lo conoció.

Un espantapájaros bastante solitario, sucio y desaliñado. 

Muy odioso y malhumorado, y aun así tan curioso que atrajo mucho su atención.

La atención le llamaron con advertencias, que aquel ruiseñor recibió, 

de no acercarse tanto a aquella criatura carente de corazón.

Ni siquiera el espantapájaros con buenas la recibió, era una extraña invadiendo su vida.

Su vida poco a poco el ruiseñor coloreo. Con ella el mundo le cambio.

Y aunque muy pocos lo aceptaban, a ella poco le importaba.

Aquellos tiempos fueron una fantasía vuelta realidad.

Realidad que duro su mas lindos e inocentes años.

en los que nacieron sentimientos, y se hicieron promesas de eterna amistad. 

Quien iba a imaginar lo que estaba por pasar, una vez que llegaran a esa confusa edad.

Edad en la que surgen distintos intereses, y la mente pide espacio para aventurar.

El no lo acepto. Que el ruiseñor que había volado a su mundo, quisiera volar al de otros.

Ella no lo comprendió, solo buscaba aceptación. El se callo, y solo se enfado.

Enfado que creció. Disputas tontas que florecieron.

Sentimientos contrarios nacieron, y juntos se retorcieron, rápidamente crecieron.

Y un miedo a aquello, que a su vez tanto se anhela: volverse mayores, trayendoles cambios.

Cambios que intentaron llevar, cada uno a su propia manera.

El ruiseñor intento traerlo a la fuerza a su nuevo mundo.

El espantapájaros se resistió tercamente a dejar el suyo. Poco a poco aparecieron fracturas.

Fracturas que no se hicieron notar. Una distorsión en la comunicación.

Alejándose, desesperado el espantapájaros quiso llamar su atención. 

El ruiseñor como indiferencia lo entendió, y decepción surgió para los dos.

Los dos tímidamente por distintos caminos se buscaron. Por eso pocas veces se encontraron.

Al verlo solo, el corazón de ella se preocupo, por lo que con miedo muchas veces se acerco.

Con gritos el le decía que se largara, mientras con susurros rezaba que se quedara.

Quedara arrepentido un espantapájaros en el campo triste y desolado.

Que para disculparse impaciente esperaba la llegada de su ruiseñor.

Pero cruel era la espera, que las pocas veces que apareció su desquite ella sufrió.

Sufrió mucho su relación, por lo que el tiempo fue buen analgésico.

Quienes no sabían frivolamente siguieron opinando, y los mejores amigos al fin se separaron.

Y sin compasión ni consideración, pasaron inertes los años.

Años pasados, errores jamas curados.

El espantapájaros al recuerdo del ruiseñor se aferro.

El ruiseñor al espantapájaros casi olvido.

Olvido al que un mero recuerdo rebatió.

Y armándose de valor a aquella casa con una carta se acerco.

Mas el miedo al final le gano, y tras llegar a la entrada la media vuelta se dio.

Dio la casualidad de que aquel espantapájaros observaba.

Y tras un cristal por ultima vez la miraba.

Mas que una ironía, una mala jugada en aquel pueblo alejado,

que uno tras otro boda y funeral se dieran a cabo.

Y quizás para el lector sea solo una tonta e innecesaria confusión,

pero que pintada con solo un color, adquiere mas de una interpretación.

Esta vez fue el de un espantapájaros que no conocía el amor.

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