Vacaciones de pascua

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Navidad había pasado, desafortunadamente David no pudo ir a casa de Teddy, su tía abuela había caído enferma y él junto con sus padres habían quedado en ir a verla.

Sin embargo, la invitación se pospuso para la semana libre de pascua, David había llegado a casa de Teddy. Andrómeda lo recibió como si fuera uno más de la familia, el pobre chico no paraba de sorprenderse por todo lo que había en la casa. Veía como los platos se lavaban solos, la chimenea que te podía llevar a cualquier lado, aunque lo más peculiar fue entrar al cuarto de Teddy.

Su habitación era grande, había muchos posters de bandas mágicas, banderines de equipos de Quidditch, el techo tenia un hechizo como el del gran comedor y se podía ver el cielo o la noche estrellada. Había una pared llena de fotos mágicas y muggles, en la mayoría se veía a Teddy, en algunas otras a una mujer muy guapa de cabellos rosa y en algunas otras se veía a un señor idéntico a Teddy, pero con muchas cicatrices. Además, había fotos con Hagrid, con la directora, con el ministro anterior y con la nueva ministra, con los dueños de la tienda de bromas más famosa, con jugadores de quidditch profesional, en fin, Teddy tenia una foto con todo el mundo, pero había una pared en especial, donde estaba pegada la cama.

-¿Son de tus padres? -dijo David señalando un par de varitas y unas pequeñas medallas de color verde.

-Sí, la más larga es de mi padre y la del triangulo en la punta es de mi madre, lo otro son sus medallas. Mi padre fue el primer hombre lobo en obtener una, te las dan por méritos y cosas así.

Pero Teddy tenía algo más importante que mostrar, se había perforado la oreja él solo.

-Te ha dolido? -David veía la oreja perforada de Teddy.

-No, en realidad fue muy fácil.

-¿Y no te han castigado?, bueno, si mi padre me viera con un arete a los 14, me matan.

-Mis papás están muertos -dijo Teddy sin mostrar emoción alguna-. No hay alguien que me regañe.

Extrañaba a sus padres todos los días, pero las cosas a veces se ponían peor, sobre todo en los últimos meses, los cambios de la edad le habían traído un poco de mal humor y se sentía especialmente irritable de vez en cuando.

David se quedaría por toda la semana, pero una tía abuela murió y lo hizo regresar al tercer día. Teddy pasaría el resto de su semana libre con sus padrinos, llegó como siempre a la hora de la cena sin maletas, ya era una costumbre para él estar en la casa que tenía una habitación propia con todas sus cosas.

Ginny caminaba por el pasillo de las habitaciones, la puerta estaba abierta. 'Teddy' pensó, se acercó poco a poco y su corazón se detuvo, una punzada en el corazón la hizo frenar en seco.

En la cama con un pantalón de mezclilla rasgado, unos converse blancos garabateados y una camisa con el logo de Hufflepuff estaba Remus, lucía muy joven y las lágrimas escurrían por sus mejillas.

Ginny entro con cuidado a la habitación y el contacto visual con los ojos húmedos de Teddy la contagiaron.

-Los extraño, los extraño mucho -Teddy sostenía una foto de sus padres.

Ginny no dijo nada, lo abrazo y dejó que las lágrimas salieran, poco a poco los rasgos de Teddy iban apareciendo nuevamente y con ellos el arete que se había hecho en la oreja contraria.

-Edward Remus Lupin, ¿te perforaste una oreja? -Ginny tomaba la oreja de Teddy sin cuidado-. ¿Cómo te atreves?, ¿en qué estabas pensando?

Teddy sabía que lo estaban regañando y eso era justo lo que él necesitaba, quería saber que ahí entre tanta gente alguien lo regañaría. Teddy se abrazó fuertemente a la mujer que estaba frente a él con una sonrisa en los labios, pero los ojos inundados, Ginny estaba furiosa, pero entendía perfectamente lo que estaba pasando. Devolvió el abrazo y cuando Teddy se separó de ella, cuidadosamente secó las lágrimas y después le jalo la oreja contraria.

-Nada de perforaciones hasta que seas mayor, ¿entiendes?

-Sí, lo prometo.

-Y le diré a Harry.

-De acuerdo.

Cuando entraron a la cocina Harry lo noto de inmediato, no lo regaño simplemente puso los brazos en jarras y negó con la cabeza.

-¿Puedo tener uno yo? -James tenía ocho años e idolatraba con fervor a Teddy.

-No y Teddy tampoco se hará otro hasta que sea mayor -dijo Harry.

Al terminar la cena Teddy coloreaba con los chicos en el suelo de la sala de estar, en esa sala donde antes se encontraba el árbol de la familia Black ahora estaba tapizado de un color gris que ayudaba a la iluminación.

Los chicos tenían una hora de dormir algo diferente a la de Teddy pero él como buen primo era solidario y se acostaba a la misma hora, aunque sea para dar vueltas.

-¿Estás dormido? -dijo Harry asomando la cabeza.

-Si yo estuviera dormido y tú entras a despertarme, ¿qué pasaría? -Teddy estaba acurrucado leyendo un libro sobre hechizos no verbales.

-Teddy, puedo manejar un tractor en tu habitación y tu no despertarías. ¿Lectura avanzada, no crees?

-Para nada, estoy a nada de lograrlo -dijo Teddy cerrando el libro-. Sé que estuvo mal, sé que debí preguntar, es solo que no sabia a quién, mi abuela, para ser honestos, me consciente mucho.

-Cuando no sepas a quién preguntarle, pregúntame a mí, ¿de acuerdo?

-¿Puedo comenzar ahora? -Teddy hablaría con su padre, pero faltaban meses para su cumpleaños así que decidió tomarle la palabra a su padrino.

-Dispara -dijo Harry metiéndose a la cama con él.

-¿Cuándo supiste que mi madrina era la indicada?

-Cuando la vi con alguien más -dijo Harry al instante-. Si te gusta alguien tienes que decírselo, la vida es muy corta Teddy, y estar con la persona correcta te puede ayudar a superar cualquier obstáculo, tus padres lo sabían.

-¿Y si yo no le gustó a ella? -dijo Teddy con hilo de voz.

-Tal vez no es la indicada, ¿puedo saber el nombre? -Harry tenía la sospecha, pero quería la confirmación.

-Jane...

-¿QUÉ? -Harry había podido jurar que se trataba de Victorie-. Solo dile lo que sientes, eso siempre funciona y si te dice que no, bueno, apuesto a que la chica ideal para ti está afuera esperándote.

-¿Por qué la sorpresa?

-Olvídalo, ahora a dormir y mañana yo mismo te ayudo con los hechizos.

-Gracias pa -Teddy se quedó callado, las palabras salieron sin pedir permiso-, padrino, iba a decir padrino, disculpa...

-Es-esta bien, Teddy -Harry tenía los ojos húmedos y rojos -. Algo te tiene que quedar claro, para Ginny y para mí, tú eres uno más de nuestros niños y yo estaré aquí para lo que sea... lo que sea.

-Me harás llorar y no quiero, mejor me voy a dormir -Teddy se dio la vuelta y se tapó hasta el cuello.

-Hasta mañana, hijo -Harry se acerco a darle un beso en los alborotados cabellos azules que se iban en todas direcciones.

Luna de Colores: ERLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora