Todo tiene sentido, los tiempos de Dios son perfectos

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Creo que todos los conversos tienen una historia del porque decidieron creer en Jesús, en el Dios único, y todos, sino que la mayoría estaba en dificultades cuando su gracia los alcanzó.

Cuando era niña por alguna razón siempre me sentí fuera de lugar, como si no encajara con los demás, no podía socializar con otros niños de mi edad, me sentía como la rara del salón, por así decirlo, y hoy en día comprendo del porque ocurría esto. No encajaba con ellos porque no era
como ellos, y no tenía que ser como ellos, sino como Dios me creó, y el Señor me creó para no ser del mundo, es decir, ya él me había escogido para no mezclarme con lo que era el mundo. El mundo ama las cosas del mundo, pero aborrece lo que no es del mundo, en ese entonces no
entendía del porque no podía encajar con los demás, no amaba lo que los demás amaban, de echo en cierta ocasión se burlaron de mí por cómo era, ahora todo tiene sentido.

Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.

Juan 15: 19

El Señor me había escogido, sin embargo yo no lo sabía, no entendía, así que desde mi niñez – adolescencia siempre me sentí excluida, y a mi parecer yo quería ser “normal”, quería encajar con los demás, quería ser parte de algo, y eso me ocasionó varias confusiones, como por ejemplo, baja autoestima por creerme que tenía algo mal en mí que hacía que los otros se apartarán o me
ignoraran, me sentía rara, antisocial, y lo peor, no quería llamar la atención, ya de por si los demás se daban cuenta que no era como ellos como para todavía destacar mi existencia, pero no podía, mi trabajo en ese entonces (niñez-adolescencia) era sacar buenas calificaciones, siempre me ha gustado aprender nuevas cosas, leer libros, conocer más, y no podía evitarlo, así que eso llamaba la atención, aun así era incómodo.

Como era una niña muy callada no falto compañera que se burlara de mí por eso, en especial en la primaria, así como un maestro que prácticamente me humilló frente a todos, exponiendo mi baja autoestima, por desgracia esto trajo consecuencias en mi edad adulta. Pues por motivos de
baja autoestima caí en mentiras que pensé que eran verdad.

Escuche que las mentiras más peligrosas son las que vienen disfrazadas de verdad, y una vez que crees en una de ellas, es como si una serpiente te mordiera, inyecta su veneno en ti, yo creí en esas mentiras sobre mí, y por eso terminé siendo presa fácil, yo sabía que Dios era real, que existía, mi familia es cristiana, pero tras varios sucesos familiares, nos alejamos de él, y crecí pensando en encajar con los demás, crecí pensando que el ser diferente estaba mal, que obvio no era normal y que necesitaba ayuda, como un psicólogo o algo así.

Esto me llevó a ser presa fácil, y caí sin darme cuenta en un lugar que prácticamente me ensucio, me volví esclava de lo que el mundo ofrecía, solo bastó un momento para que fuera atrapada por el mundo, solo un momento para que comenzara mi autodestrucción, solo un momento que el Señor interpuso obstáculos para que no ocurriera, pero yo no entendí, mi mente estaba fija no
en Dios, sino en lo que mi corazón deseaba, y no lo escuche, sino que seguí a mi corazón, un corazón herido por tanta mentira mundana, un corazón triste porque estaba solo, un corazón confundido, un corazón sin razón. Después de ese error me fui adentrando a lo impuro, cada vez más y más, al punto de que mi mente ya no razonaba, mi mente se contamino de tal manera que ya no distinguía lo que estaba bien y mal, cada día era peor.

No conocía la adicción, después de que caí en las tinieblas, lo conocí, y es horrible, es una necesidad insaciable, una necesidad de algo que no te llena, como si tuvieses hambre comes pero
sigues teniendo hambre, yo comía, pero seguía con hambre, en cierta ocasión me acerque a Dios, y por medio de una predica me arrepentí, me sentía sucia, repugnante, horrible, no podía siquiera alzar mi mirada al cielo de lo contaminada que estaba, él me perdonó, la paz volvió a mí, sin
embargo descuide el seguir firme como una guerrera, descuide mi cercanía con el Señor, y me alejé de él de nuevo, lo peor es que mi condición empeoró, mi ser tenía conocimiento de que quizá lo que estaba haciendo estaba mal, pero también tenía esa necesidad de seguir viendo lo que veía, leyendo lo que le atraía para calmar su adicción.

Dios Es AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora