Objetivo

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* * *

IV

—¿Estarás bien? —preguntó JJ, sosteniendo tan delicadamente como podía la compresa fría contra la sien de Emily, esta misma intentaba lavar la sangre de sus manos. 

Afortunadamente el baño estaba vacío, tal vez fuera por la hora o por lo horrible imagen de ver a una agente del FBI cubierta de sangre entrando en el lugar. A Jennifer no le importaba, estaba agradecida de todas formas, necesitaban privacidad ahora mismo. No quería que alguien más notara el temblor de sus manos y la preocupación dibujada en su rostro. Ni siquiera Emily, si tan solo aquello fuera posible.

—Lo estaré… Tú sabes, ha habido peores. —JJ asintió sin el menor ánimo de hacerlo. Sí, hubo peores, pero en ninguno su compañera había terminado con un demente apuntándole a la cabeza y luego un intenso intercambio de golpes que terminara en una detonación. Puede que toda esa sangre no fuera de ella, pero la mente de JJ se negaba a aceptar que todo estaba bien ahora, que Prentiss estaba viva y a salvo.

Si algo así sucedía de nuevo, si Emily en verdad llegara a… JJ sabía que no podría soportar esa clase de dolor. Ser alejada para siempre de ella no era viable en ningún escenario. Simplemente…

Un par de manos húmedas tomaron sus mejillas, sacándola del trance negativo en el que se estaba ahogando. Aun sostenía la compresa, pero incluso aquella fuerza se rindió cuando un par de labios tomaron los suyos. Emily tenía los ojos cerrados, así que JJ pudo ver en toda su gloria el precioso rostro tan malditamente cercano al suyo. Admiró las largas pestañas, el sutil rubor, las cejas perfectas y un par de manchas de sangre seca en la mejilla izquierda. Su examen no logró obtener más. Emily la acorraló contra el lavabo mientras una lengua exploradora intentaba abrir sus labios.

JJ lo permitió.

Su mente y preocupaciones por completo olvidadas al sentir el movimiento de esa boca ligeramente reseca, el sabor a café y un par de manos acorralando sus caderas. Llevó sus brazos hacia los finos hombros, rodeándola para tenerla un poco más cerca, cuanto hiciera falta para poder sentir sus latidos, su calor. Para saber que estaba ahí, viva, respirando, besándola como si fuera el único pensamiento en su cabeza. Ciertamente, en la de JJ lo era.

Al separarse, no sin volver a tomar la otra boca un par de veces más, la miró a los ojos. A penas había otra cosa que decir lejos de sus sonrisas confiadas y el hecho demasiado obvio de que no se separarían del abrazo hasta que fuera explícitamente necesario.

—Estaré bien —susurraba Emily mientras repartía pequeños besos por todo el rostro de JJ. Ésta, desde luego, los recibía no solo como lo que eran, cada uno representaba una promesa, una caricia al corazón y un paso más a la calma total.

—Estaremos bien —dijo JJ antes de tomar nuevamente los labios de Prentiss. Al sentirla corresponder, un suave temblor la recorrió, está vez con el único propósito de hacerle saber que, en efecto, ambas estarían bien.

V

Prentiss no podía alejar su mirada de JJ más de lo que podía dejar de respirar. Sus manos temblaban ligeramente aun cuando las razones lógicas para hacerlo yacían en una camilla que ya entonces estaría internado en el hospital. Todo debería estar bien ahora. Sin embargo, cuando en su mente todavía estaba la imagen de JJ en el lado incorrecto de un arma, cada hora de la tranquilidad esperada se evaporaba en un sinfín de escenarios catastróficos sobre lo que pudo haber sido.

No se había apartado de la rubia hasta tenerla sentada y a punto de caer rendida al sueño en el asiento a su lado del jet. Todo el mundo dormía ya. Read, con los audífonos puestos, descansaba su cabeza contra Hotch, que con un libro tendido sobre la mesa, abandonado desde hace un rato, se recostaba completamente en el acolchado asiento. Rossie y Morgan habían caído rendidos a mitad de un juego de cartas. 

ConvicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora