Capítulo II - Un Rey Extraño

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Los nuevos amigos se despidieron en la puerta del colegio. Carlos se fue para su casa y Ramón para la suya.

Al llegar, la madre de Ramón se acercó a su hijo y le preguntó cómo le había ido. Él le contestó que bien, que había hecho un nuevo amigo que les quería presentar.

Se fue a bañar y mientras la ducha corría aparecían flashes de la escena de Carlos riéndose en el piso, de sus manos delicadas, de sus ojos mirándolo fijamente. Y por más que quisiese no podía dejar de pensar en este pibe que en tan poco tiempo se había ganado su confianza. Cerró los ojos, tratando de bloquear esas visiones. Pero no podía. Carlos estaba ahí, en su mente.

Cerró el agua, se puso la toalla en la cintura y se acostó en su cama, completamente absorto por este descubrimiento. No entendía bien por qué y no pensaba indagar más en eso. Se apoyó en la almohada, con los ojos ya cerrados. Giró la cabeza y al abrirlos ahí estaba Carlitos, recostado en su cama. Apoyando el peso de la cabeza sobre una mano, con los rulos formando una cascada rubia sobre su frente, sonriendo y mirándolo con un cigarrillo en la mano.

 Apoyando el peso de la cabeza sobre una mano, con los rulos formando una cascada rubia sobre su frente, sonriendo y mirándolo con un cigarrillo en la mano

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¿Querés una pitada? -

Ramón cerró los ojos nuevamente y cuando se incorporó Carlos había desaparecido. 

Nuestro Secreto (El Angel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora