Murmullos nocturnos.

❛05❜.

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El té de jengibre debería ayudar.

Red piensa y mira a Yellow tener ahora escalofríos.

El escarlata en su vendaje resalta.

Ahora su cuerpo arde.

Red le quita el cobertor y el trapo húmedo, no sabe que más hacer.

El estado de Yellow sigue inestable y Red hace sus mejores intentos por socorrerla.

Ella sueña con sus amigos, tiene a sus pokémon está ahí a su lado, es un día cálido.

Le vendría bien algo helado.

De repente siente a su corazón saltar de su pecho y recuerda su realidad.

Y siente algo de miedo.

Abre sus ojos que están irritados y ve a Red a su lado asistiendola, este es de los peores momentos de ellos dos, él la mira con lástima y dolor.

Los dos saben que están en un proceso inevitable.

-¿Red? -su voz ha cambiado, es apenas un murmullo.

Él toma su mano, acaricia sus nudillos y trata de darle con esfuerzos su mejor cara.

-¿Si Yellow? -él responde de la misma forma, solo que intenta sonar más dulce.

Ella trata de ver por la ventana, la cortina sigue dando espacio a la vista del cielo, ella recibe ese regalo, es un hermoso atardecer, parece una pintura que la transporta a otros días.

Piensa en toda la gente que ha conocido, todos luciendo radiantes, igual de vibrantes que las estrellas que comienzan a colarse en el cielo.

Se deshace de las imagen feas, bloquea las sus tristezas.

-Hay muchas cosas que debí decirte. Me lastime cuando ellos nos atacaron, aún usando vendas lograron lastimarme, uno debió estar enfermo.

-No es tu culpa Yellow, yo debí notarlo.

-Red, ¿podrías abrazarme?-Red ve a su compañera y no declina su petición, se sube al sofá-cama, disfruta tenerla a su lado.

-Me gustas. -La escucha murmurar en su pecho, apenas con un hilo de voz.

Red hace un lado sus cabellos rebeldes y besa su frente.

-Ambos sabemos que sigue, debes matarme antes de que... Me pierda. -Es su última petición, su voz al final se quiebra.

Red sorbe sus mocos, intenta seguir siendo fuerte.

-Yellow te quiero.

Escucha una risita de ella y ve sus ojitos invadidos por las lágrimas.

-Tambien te quiero.

Sé mantienen unidos unos momentos más, la noche ahora los arropa.

Qué vida tan solitaria, no hay ni un ser vivo en las casas vecinas, nadie es testigo de su dolor.

Red va hacia el auto y tiene en sus manos aquello que lo hace dudar.

¿Qué será de él? ¿Aún tiene fe?

Red es preso de la melancolía y el dolor.

Sus pokémon siguen esperándolos y él no sabe que esperar.

Nunca se había sentido tan solo y desesperado.

Sale con una decisión, es hora de seguir.

¿La desesperación siempre gana?

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