23| Si no fuera vampiresa.

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El algarabío que se ha formado en el instituto es indescriptible. Hoy por fin de tres largos años es nuestro último día como estudiantes de educación media. La semana pasó volando demasiado rápido lo cual agradecí porque me permitió no pensar mucho en la situación con mi abuela y además la presión de los exámenes finales disminuyó un poco.

Cuando bajo del auto puedo ver a todos los estudiantes de tercer año eufóricos, reunidos en grupos y soltando abrazos, empujones amistosos y carcajadas. Camino con lentitud viendo a cada uno de ellos como se divierten, algunos lloran y entre ellos se dan abrazos grupales que quiérase o no resulta conmovedor

—Así estarías tú, sino fueras vampiresa —susurra una voz en mi cabeza—. Sino hubieras alejado a tus amigas, si no te hubieras enamorado de un vampiro...

Cierro mis ojos y sacudo mi cabeza en un vano intento de disipar aquella molesta voz que me susurra dichas palabras como si de un disco rayado se tratase. La voz no tiene razón, lo que está escrito en el destino, escrito está, así que eso hubiera pasado lo quisiera o no.

Frustrada, aligero el paso directo hacia el salón de clases, donde también hay pequeños grupos de estudiantes tomándose selfies y charlando animadamente, por lo que paso de largo de ellos y me dirijo a mi pupitre, donde tomo asiento y recuesto mi cabeza sobre la mesa. Lo cierto es que, por ser último día ya ni siquiera tendríamos clases solo una charla de despedida por parte de los profesores y un espacio para que, los de último año afinemos detalles sobre la graduación y el baile escolar, y para que también recojamos todas nuestras cosas de los casilleros. Mientras hago caso omiso al ruido que provocan mis compañeros, empiezo a recordar mis momentos en el instituto.

Suelto una risa al recordar a Terrence sentado a mi par mientras yo le golpeaba la boca con un libro. También cuando él me regalo Un paseo para recordar y su mirada cuando aún no éramos tan cercanos. Y aunque quiera evitarlo, no puedo evitar recordar las veces que compartimos mesa con Jazmín, nuestros trabajos en equipo y otros momentos de risa que ahora solo se han vuelto borrosos. Las locuras y Steve vinieron a mi mente, al igual que la primera vez que hablé con Ian. La verdad es que parece como que, si estoy rememorando una película, son tantos recuerdos que tengo, pero que solo los estoy compartiendo conmigo misma, en mi mente, porque no tengo nadie a la par, así como los demás con quien volver a vivirlos y reír por ellos.

Una lágrima se desliza por mi mejilla derecha y alzo mi mano para apartarla. Sé que en mi interior la voz que me acechó en el aparcamiento era verdad, sé que en el fondo me encuentro triste, pero no pienso demostrárselo a los demás.

—¡Hey, Kiara! —el grito de Steve me saca de mi lamento interno. Levanto la cabeza y observo como un libro viene directo hacia mi cara y en cuestión de segundos logro apenas tomarlo con mis manos antes de que una desgracia mayor ocurra—. ¡Espabílate, Collins! —dice acercándose hacia mí, señalándome el libro— Fírmalo y luego ven con nosotros.

Frunzo el ceño y veo que es el anuario escolar, un libro donde están todas nuestras fotografías y alguna frase que queramos dejar escrita en él. Empiezo a observar ligeramente las que han escrito algunos de mis compañeros y veo el de Jazmín, solo está su foto y no hay nada escrito en él, supongo que luego se lo darán. Sigo hojeando el libro hasta encontrar mi fotografía y el espacio blanco en ella, escribo sin pensar mucho en el anuario y me levanto para dárselo a Steve. El rubio me sonríe y cuando me doy media vuelta para ir de nuevo a mi asiento, me toma del brazo y me incorpora junto a su grupo.

—Estábamos hablando de algunos momentos divertidos que pasamos juntos, ¿Te acuerdas de alguno?

Empiezo a hacer memoria de algunos y los chicos ríen añadiéndole más detalles de los que yo no recuerdo, al final sin saber cómo, yo también acabo riendo y sintiéndome un poco mejor en el fondo. Lo cierto es que ellos me harán falta, fuimos un grupo unido, la mayoría estudiamos juntos también en secundaria, pasamos toda nuestra adolescencia juntos y se siente un poco extraño y feo el saber que después de esto cada quién toma caminos distintos en esta desgracia llamada vida.

Vampire's Dream [ Libro 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora