Durante.

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+18. Sadomasoquismo.

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Vlad sonreía casi cínico, mientras manejaba su pomposo auto por las calles de Amity Park, esperando ir cada vez más rápido. Debido ir volando, pero sería sospechoso, su secretaria ya consideraba sospechoso que, de la nada, deseara salir de su incrustación.

"Es un maravilloso día para pasear" Dijo con una sonrisa a ella, y la mujer solo sintió miedo al verlo de esa forma, alegre, para nada el malhumorado jefe que ni siquiera deseaba ir a reuniones, simplemente saltándose todo. Ella no preguntó más, dejándole vía libre.

Ya en su auto, decidió conducir a toda velocidad hasta la casa del chico, con la suerte de que este camino fuese vacío. Sonreía cada vez más, lamiendo sus labios simplemente de imaginarlo bajo su cuerpo. ¿Lo cumpliría? Lo haría cumplirlo, sí o sí. No se había ido de su oficina simplemente para verlo. Al menos no esa vez.

Al llegar, lo vio discutir por el teléfono, mientras cerraba la puerta de su casa. Corrió, con disimulo, hasta toparse frente a él. Danny lo miró unos segundos, confuso, hasta que cayó en cuenta, recordando lo que, no hace ni quince minutos, había dicho. Así que su casa si tenía oídos como sospechó.

"¿Sabes qué? Hace un horrible día, creo que va a llover" Volvió a abrir la puerta de su casa, tan rápido como podía, temblando. Vlad estaba ahí, y estaba seguro del por qué. Imaginarlo hacía que sus piernas temblaran y su corazón latiera. Desde hacía mucho tiempo había dado por concluidos sus sentimientos por el mayor, se negaba a volver a desarrollar ese tipo de filia.

Cerró la puerta, antes de que Masters lo siguiera adentro, y se recostó en una de las paredes, tratando de recuperar su acelerada respiración.

"¿Qué dices? Está haciendo un fantástico día" No podía decirle a Tucker que se había encontrado a Vlad, él solo se reiría y diría: El diablo castiga a quién lo reta. Y vaya que Vlad era el diablo en persona.

"¡Dije que va a llover!" frustrado, colgó el teléfono, girando para volver a su habitación y hacer lo de siempre cuando lo engañaban, solo que, esta vez, incluiría una paja en su itinerario. Pero chocó con el cuerpo de Vlad, que había aparecido frente a él con una sonrisa pedante.

"Qué casualidad, Daniel"

"¿Cómo...?"

"¿Se te olvida que tenemos poderes?" Mordió el interior de su labio.

"Claro que no" Sí, lo había olvidado, que ellos no eran humanos normales, y que, además, solo se tenían el uno al otro. Tal vez era esa la razón por la que había desarrollado sentimientos por ese viejo. Su traicionero corazón amaba la idea de no estar solo en el mundo.

Se quedaron viendo por unos segundos, Danny trataba de que sus ojos se alejaran de la postura estoica del mayor, pero era imposible no sentir esa repentina admiración de un joven hacía su mayor. ¡Ojalá fuera solo eso! La realidad era que, en su mente, se imaginaba mil cosas con ese hombre, y su corazón, simplemente, había reaccionado de forma natural ante el estímulo.

Vlad, por otro lado, no disimulaba su lasciva mirada al chico, recorriendo desde su desordenado cabello negro, pasando por las perlas azules de sus ojos, y terminando en las largas y delgadas extremidades del muchacho. Un completo twik, a su parecer. Era lindo y perfecto, en todo sentido, para él. Porque lo entendía, porque ambos eran iguales; porque Daniel era el chico al que sus ojos, inevitablemente, seguían de un lado a otro.

"¿Y bien?"

"Y bien, ¿qué?" Se negaba a admitir que sabía a qué se refería. Se haría el loco.

Cuidado con lo que dices. |Vlad x Danny|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora