Capítulo 1

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   Al fin la discusión había terminado, Armando se sentía más tranquilo de ya no tener problemas con los policías, así que una vez que el Súper Intendente y su perrito Comisario se habían marchado, el continuó con su trabajo regular. Ya era de noche así que no quedaba mucho tiempo hasta que cerrara el taller, atendió a un par de clientes, dio un par de órdenes, arreglo algunos autos e instalo unas luces de neón a otros, hasta que terminó su jornada. Fue al vestidor a cambiarse, y limpiarse un poco de la grasa que tenia en su cara. Salió del vestidor y bajo las escaleras, donde se encontró a Tonet que ya se había quitado el uniforme también.

-Que pasa, Boss? Va a hacer algo esta noche?-pregunto Tonet amigablemente, pero antes de que él le respondiera, sonó el teléfono del alumno, y este lo atendió rápidamente, probablemente era Manolo – Vale, me tengo que ir, buenas noches Boss!- se despidió y se marcho rápidamente .

-Hasta mañana hombre, pórtate bien!-gritó Armando para que su empleado lo escuchara mientras se iba.

Armando cerro las puertas del taller, él era el último que quedaba, había dejado su auto afuera, así que salió y cerró la cerca del taller también, pero en lo que hacía eso, notó que había una camioneta 4x4 con los vidrios polarizados estacionada frente al taller hace rato, él no era tonto, y comenzó a sospechar, estaba a punto de sacar la pistola que tenía encima para exigir explicaciones, pero entonces la persona que estaba dentro de la camioneta bajo, era el Súper Intendente Jack Conway, que parecía que estaba de chill esperando en solitario.

-Hombre, que haces aquí? Que casi me matas del susto- preguntó el Jefe del taller casual, intentando disimular que no estaba apunto de sacar un arma.

-Pero que formas de saludar son esas? YO que he venido aquí amablemente a charlar contigo como tanto querías- respondió Conway con su típico tono de ironía.

-Pero, que ya hemos hablao-dijo confundido Armando.

-Vale, pero te dije que podíamos sentarnos a conversar tomando un café, que soy un tipo campechano, con quien puedes hablar, y estoy libre ahora-comentó el Súper, la verdad es que solo había ido porque le gustaba fastidiarlo en el taller, pero se le había hecho tarde y ya habían cerrado.

-Ehhhhh...-pronunciaba Nadando levemente mientras pensaba, la verdad es que Conway en su vida personal era un hombre un poco solitario, aparte de uno que otro policía con los que tenía un vínculo, fuera del CNP, todos los ciudadanos le temían, le odiaban o le guardaban rencor, pero al fin y al cabo habían solucionado sus problemas entre ellos- Vale, venga, pero, ¿un café a estas horas?

-Venga, sube- le indicó el Súper Intendente mientras subía a su camioneta y desbloqueaba la puerta del copiloto.

El mecánico subió al coche de Conway, dejando el suyo a las afueras del taller, le había puesto seguro así que esperaba que no se lo robasen, la ciudad era muy insegura. Mientras iban de camino, Jack alago la manera de vestir fuera de servicio de Armando, dijo que le recordaba a un cantante de una vieja banda de esas que solo él conocía. A lo cual Nadando le contestó que él siempre vestía igual, con su camisa y corbata.

-Pues obvio, si uso camisa debo usar corbata, no crees?-pregunto Conway, a lo cual el otro respondió con un "Seguro", en ese momento se le vino a la cabeza el uniforme que usaba a veces en la mafia, con camisa, corbata, y...chaleco anti balas.

Finalmente llegaron al Tequila, el Súper estacionó su vehículo y ambos bajaron, "con que un café, eh?" pensó en su interior Armando.

Estando en el lugar, se dirigieron hacia el piso de arriba y se buscaron un lugar apartado, al principio tomaron unas cervezas mientras comían unas papas, pero luego Jack comenzó a tomar su amado Whiskey puro, mientras el mecánico comenzó a tomar vino. Habían estado hablando de su trabajos, Conway le contó muchas historias graciosas que había tenido que pasar con diferentes delincuentes, en especial en los atracos, además lo contaba todo en una forma peculiar que hacia que Armando no podía parar de reír, y él también le conto historias de situaciones que tuvo que pasar con sus clientes o hasta con sus empleados, y Jack también se descojonaba.

ArmandwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora