PALACIO PRESIDENCIAL, LA POLIS, TIERRA.
12/11/2107 20:56
Buggrab, cómodamente sentado frente la televisión, daba pequeños sorbos a su té, esperando a que el noticiero comenzara. Pocos minutos más tarde, se proyectaba el escudo estatal sobre la pantalla, indicando que el programa estaba por comenzar. - Aquí tiene, señor. - Su sirvienta acababa de entrar, dejando una bandeja con pastitas sobre la mesa de café. - Gracias, Berta. - Forzó el general, con la boca llena. La criada se inclinó, en modo de reverencia, y dejó al anciano a solas. Buggrab seguía zampando el momento en el que su esposa, Anna, se abría paso a la habitación. Anna era una mujer esbelta, de hermosa cara y que sabía presumir de lo que tenía. Su esposo le doblaba en edad, y era claro que le había escogido por motivos que diferían del amor. - Cariño,- la mujer seguía taconeando hacia él - ¿llego tarde? - Buggrab no respondio, y Anna resolvió su propia duda al ver como el escudo desaparecía para dar paso al presentador, mientras tomaba asiento junto a su marido. Aunque no fuese muy productivo - normalmente sólo trasmitían imágenes de los barrios utópicos de La Polis, los trabajadores sonrientes de El Anillo y poco más - sentarse a las 9 para ver el noticiero terráqueo se había convertido más bien en una tradición para aquellos que gozaban del tiempo para ello. El himno de la orden terminaba de sonar, y, si más dilación, el presentador disponía a introducir el programa. - Buenas noches, señoras y señores. - Procedió éste, con una forzada sonrisa blanca rematando su expresión. - ¡Están viendo nada más y nada menos que las noticias del Canal 1! - Al dirigir su mirada al guíon, tal sonrisa se rompió, gotas de sudor corrieron por su frente, y su silueta desvaneció en lo que parecía ser una ronda de anuncios. El matrimonio no percataba lo que estaba ocurriendo, no recordaban nada parecido. Anna clavaba sus ojos al suelo, preocupada. Buggrab se servía más té, desbordando la taza, y el recreo publicitario pareció volverse eterno. - Y... ¡estamos de vuelta! - La pareja volteó la vista, ambos concentrándose en el televisor. - Disculpen las molestias, - el presentador hizo una mueca - hemos recibido unas noticias repentinas de última hora, pero a-antes... - seguía mostrando su nerviosismo, tragando saliva - vamos con las buenas. Buggarb advirtió en la faz de Anna, que parecía transmitir lo mismo que él. Sin vacilar, éste le tendió su mano libre a su esposa, la cual gratamente aceptó, extrañada por la repentina muestra de afección de su esposo, y se aferró a ella. Estaban temblando. Tras un largo sermón de alabanzas al régimen, el presentador finalmente parecía querer abordar la noticia que, por una razón u otra, parecían estar evitando. - Y bien. - Empezaba. - Señores terráqueos, ya bien saben la situación en El Anillo. - Pausó por un par de segundos, los suficientes para consumir la paciencia de Buggarb. - Todos nuestros trabajadores son felices ¿sí? Pues bueno. Hemos descubierto que un grupo que se hace llamar "Amanecer" ha empezado a interrumpir en las operaciones del Consejo. - Imágenes de los disturbios en el satélite K-13 se proyectaban en la pantalla. Anna percataba en el enfado de su marido, que no iba más que en escalada. El presentador continuaba. - Cabe destacar que esta organización no parece presentar una amenaza seria para la Tierra, y su desmantelamiento ha comenzado. - Buggarb tensó su puño, tanto, que su taza estalló en decenas de pedazos, dejando caer el té sobre él. - Lo sabía, ¡joder! - se levantó agonizando por sus quemaduras. - ¡lo sabía! - Derribó la mesita de café, mientras Anna le miraba con los ojos como platos. - ¡Putos inútiles! - El viejo después se abalanzó sobre los brazos de su joven esposa, rompiendo a llorar.
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Skoupidia
Science Fiction2107 Tras años de constantes y devastadoras guerras, el gobierno Terráqueo se sumió a una distópica realidad, en la cual, de las pocas restantes, tiranas élites subieron al poder. Éstas, ansiosas por reconstruir el anhelado pasado, desterraron al re...