ᴘᴀʀᴛᴇ ¹

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El pequeño niño corrió hasta la cama de su madre y se acostó en el espacio entre la colcha que esta le había hecho, apurando a su padre para que terminara de cepillarse los dientes y se les uniera.

Una vez los tres estuvieron acostados bajo las sábanas, con solo las lamparitas de noche iluminándolos y el sonido del aire acondicionado zumbando, el pequeño alzó con orgullo el dibujito que había hecho en el kínder esa tarde.

—Esta es mamá —su dedito regordete apuntó una figura amarilla de "cabello" corto —. Le puse amarillo porque es un color feliz y mamá siempre está sonriendo —mencionó con orgullo.

Sus padres se dieron una mirada llena de sentimientos y lo felicitaron por su elección.

—¿Y este de acá, Mark? —cuestionó su padre, señalando la manchita roja al otro lado de la página.

—¡Ese eres tú, papá! —contestó ofendido, como si fuera lo más obvio, y probablemente lo era en la mente del infante. Volteó a ver a su madre significativamente.

La señora Lee le devolvió la mirada unos segundos, ligeramente confundida, para luego reír y mirar con "dureza" a su esposo.

—Tu hijo sacó tus dotes artísticas, Henry —burló la madre de Mark —. No puedo creer que no te reconocieras a ti mismo, esta muy claro.

Mark asintió feliz con esa respuesta y volvió la vista a su dibujo y prosiguió a explicar, sin ser consciente que sus padres se lanzaban miradas burlonas sobre su cabeza.

—Pinté a papá de rojo porque es su color favorito —eso atrajo nuevamente la atención de los mayores, quienes se dieron tregua por el bien de su hijo —. La maestra también dijo que ese es color del amor, y papá siempre es muy cariñoso con mamá y conmigo.

—Ese es mi campeón —respondió Henry con orgullo.

La señora Lee asomó su cabeza sobre la de su hijo y tocó la manchita naranja en medio de los dibujos de ambos —Este eres tú, ¿verdad? —Mark asintió con entusiasmo —. ¿Por qué lo pintaste de naranja?

Esta vez, el niño se sonrojó un poco y gachó la vista apenado, provocando más curiosidad en sus padres.

—Es que... la maestra nos dijo que si combinas rojo con amarillo sale naranja —habló tan quedito que sus padres tuvieron que inclinarse para escuchar —. Y mamá, papá —miró a cada uno cuando los mencionó para luego bajar la vista nuevamente —, ustedes son el rojo y el amarillo, yo nací porque ustedes se aman, ¿verdad? Entonces por eso soy de color naranja.

La inocencia de la pregunta le dio mil ataques al corazón del pobre Henry, quien se sostuvo el pecho mientras reprimía un gritito y le pegó varias veces a su esposa en el brazo.

—Responde tú, Amber, yo estoy muerto ya —exageró el Beta, tomando una almohada y apretándola como quisiera hacerlo con los cachetes de su pequeño.

Amber rodó los ojos ante el dramático de su esposo, pero no podía culparlo, ella también se estaba derritiendo de amor. Puso una mano sobre el cabello de Mark y lo acarició con cariño, llamando así la atención del infante.

—Por supuesto que fue así, Markie, y porque naciste de ese amor te queremos muchísimo, hijo.

—¡Corrección! —gritó Henry levantándose, asustando así a los otros dos —. Te amamos mucho —y se dejó llevar, apretando con algo de fuerza las mejillas de Mark.

Mientras los hombres de su vida jugueteaban entre ellos, Amber notó que el dibujo estaba a punto de ser aplastado, así que lo tomó con rapidez. Notó entonces que había otro dibujo en la parte de atrás: dos manchitas, una verde y otra naranja, que parecían estar...

³So Damned ObviousꨄʰᵃᵉᵐᵃʳᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora