‹‹ CAPÍTULO 1 ››

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La vida vale la pena...


La vida es un regalo, un tesoro preciado del que no todos pueden gozar y el cual hay que cuidar como aquello que más quieres, porque sin ella nunca podrías querer ninguna otra cosa... o al menos así le gusta pensar a un joven chico...


Sentado en un rincón de alguna parte del jardín de su escuela, aquel chico con convicciones sinceras yacía perdiendo su tiempo antes de su próxima clase, era temprano por la mañana por lo que aún le quedaban muchas energías para disfrutar del tiempo dibujando o escuchando música, sus pasatiempo preferidos.

Para él la vida era simple: despertarse, ir a clases, pasar las horas libres en su escondite en el jardín, al terminar la escuela ir a su casa a dormir para luego despertarse el otro día y volver a hacer lo mismo de siempre. Y aunque digan que es solitario y que no conoce a nadie, su vida es feliz así.


Solo que... lastimosamente no es así siempre...


El torrente de la lluvia se escuchaba por todos lados: inundando el sentir y ocultando los sollozos mientras corrían lágrimas por los ojos del chico.

De él brotaba lluvia y de sus brazos un rojo carmesí, el dolor era estremecedor, pero aun así no tenía fuerzas para hacer algo al respecto. Su uniforme opaco con emblema machando de lodo y sangre mientras él no hacía nada más que permanecer en posición fetal sobre las raíces de un árbol en su tan amado rincón de la soledad. "La vida vale la pena" se repetía a sí mismo mientras chillaba, no por el dolor que le hizo sangrar, sino por el dolor que le infligía el no ser capaz de hacer nada.


Nada bueno por su vida, nada favorable para aquellos que ama, nada que le dé un puesto como persona en la sociedad. Nada de nada... su vida se reducía a ello, y ese es el dolor más grande que había podido experimentar.


—¿Hay alguien ahí?— una voz masculina cercana le sacó de sus pensamientos.


Rápidamente se acomodó en su lugar para no ser visto, ocultó su rostro entre sus brazos sangrantes aun si esto significaba clavar más las espinas que ahí estaban.


—¡Ey! ¿Estás bien?— pudo oír como la voz se acercaba a él preguntando por su estado, pero no tenía planeado responder a lo que dijera, ni siquiera mirar quien podría ser, solo quería que le dejaran en paz.


La otra persona calló unos instantes, en los que se pudo oír como cerraba lo que parecía un paraguas y se posaba a un lado del chico con rojo por todos lados.

—¿Eso es sangre? ¿Estás herido?— su voz sonaba preocupada, más lo único que recibió fue silencio.

—Tranquilo.... No es nada...— dijo débilmente conteniendo el llanto.

—¿Seguro? ¿Cómo te heriste?— más el interrogatorio no terminaba.

—Solo...— sorbió sus flemas —Me clave unas cuantas espinas cuando llegue aquí... eso es todo– su voz se quebró ligeramente al decir eso último y con vergüenza intentó disimular.


Era tan malo para hablar con otras personas.


Pug-UglyWhere stories live. Discover now