◸7 • Young ◹

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Soundtrack de "Ríe" versión piano, compuesta por mi para este capitulo del fic :3

Lamento la demora UnU

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Fresco aire del sur, pájaros cantando por el anochecer, faroles encendiéndose a lo distante en luz tenue y una canción que me tranquiliza como un niño pequeño.

Los niños gritaban de emoción mientras los pobres padres trataban de mantener la calma por la exuberante cantidad de ruido. Un adulto que es capaz de hacer reír a los niños, inocentes eran ellos, pero malo no es. Pues la malicia no existía con tanta frecuencia en los corazones de las personas. La gente no tenía de que preocuparse, de aquel hombre de aspecto amigable, pelaje café, un fino bigote y un traje elegante.

Los niños lo amaban en seguida.

—  ¡¿ Como están hoy niños?! — Habló por un micrófono de juguete, era un lindo parque en donde hacía sus shows infantiles. — ¡Espero que sus padres estén bien porque hoy también participarán en los juegos!

Los niños gritaron de emoción, algunos ya comenzaban a tatarear una canción muy alegre. Así eran todos los domingos en las mañanas y los atardeceres.

Cuando sus shows terminaban, todos se iban más felices que cuando entraban. Los pequeños pedían un abrazo de su héroe ¿Quién no abrazaría aquel oso que hace feliz a los niños?

Cuando todo quedaba vacío, se sentía una brisa fresca y los pájaros cantando por la luna... traen tantos recuerdos como el sollozo de un bebé, un niño perdido.

Cucho estaba en su hogar ambulante, mañana se iría a otro punto de la ciudad para hacer sus espectáculos. Su mesa, estaba llena de hojas con un excesivo color de crayones, muchos con un dibujo de el con una capa. Sonreía cada vez que lo miraba. Algunos cuantos son cartas de personas jóvenes o mayores, agradecidos por los shows que hacía.

7:36 de la noche, fue cuando escucho el llorar de un menor en el parque. El escalofrió lo recorrió. Pues a pesar de ser alguien mayor, aun tenia algunos miedos, especialmente hacia algo extraño muy fuera de lo normal.

Abrió su puerta y miró hacia sus alrededores. Más allá estaba el parque infantil, las calles estaban vacías, pero entre los columpios el llanto se repitió de nuevo.  Y aunque el corazón se le exprimía por la oscuridad, decidió averiguar el porqué de este, pues una parte pensaba que era un niño pequeño perdido.

Con el corazón en la mano, y unos pasos tranquilos y cuidadosos entre la oscuridad, llegó al colorido y vacío parque. La luna iluminaba una resbaladera/tobogán, se repitió el llanto, detrás de una cabaña de madera.

Al doblar la esquina, Cucho no sabía de que manera reaccionar. Sorprendido, asustado o apresurado, pues su corazón comenzó a sentirse débil cuando encontró la razón. Suave y blanca piel, esponjosa con un moño mal puesto y forzado en la extraña cola que tenía.

— ¡Niña! ¿Qué hacéis a estas horas en el parque? ¿Dónde están tus padres? — Cucho estaba temblando, pensar en un niño perdido es una de las peores situaciones en las que te puedes meter.

Dejando con lentitud los sollozos y limpiándose las lagrimas, levanto la miraba, inocentes ojos y largas orejas de un conejo.

— Señor Lambretta— Limpio su rostro — Lamento haberlo despertado, tratare de ser mas cuidadosa la aproxima vez—

Sus palabras causaban aun más dolor en el corazón cuando salió de su boca.

— ¡Eso no importa! ¿Qué haces en la oscuridad? Hace mucho frio, pescaras algo—

Con apresuración, desabrochó la chaqueta color marrón para abrigar al menor, deslizándola entre sus hombros, la tomó de la mano brindándole confianza y ambos se dirigieron a una banca cercana a su hogar ambulante.

Estaba nervioso, pues era la primera vez que encontraba a una niña en esas condiciones, especialmente a estas horas. Preparó un poco de chocolate caliente mientras platicaba con la pequeña.

— Mamá y papa están felices en casa — Miró su chocolate y sentía el dulce aroma que desprendía — Me dijo que si iba sola a donde yo quería ¡Estarían muy felices! —

— ¿Cómo sabías que estaban felices pequeña? — Preguntó una vez más Cucho, la situación no era para nada amigable

— ¡Ella reía! Nunca la había visto reír, estaba feliz —

El airé cantó una lenta canción, mientras Cucho aun pensaba en las cosas. La pequeña cola de la niña era extraña a comparación de su especie,  ya que era similar a un aullador

— ¿Porqué tu cola está amarrada? — La niña hizo un sonido de cuestión, pues no sabía a lo que se refería, al final entendió

— Papá dice que puede asustar a los niños y me la amarró. Me duele un poco —

—Deberías soltarla, podrías lastimarte—

— No se preocupe señor Lambretta. Hace mucho tiempo me dejó de doler—

Se produjo un silencio de nuevo, y dieron un sorbo a su chocolate. Una alarma  sonó dentro de su hogar con ruedas, era hora de dormir.

Pasaron 5 largos segundos y se rompió el silencio. El hombre del bigote suspiró

 — ¿Cómo te llamas chiquilla?— Pregunto por ultimas vez Cucho

La menor rio y miró al adulto, ya se había acostumbrado a las preguntas y sentía que era como un juego.

— ¡Esa es fácil! Mi nombre es--



...



— ¿____? — Carlos me despertó, el árbol en dónde estaba acostada soltó algunas hojas, Carlos me miraba desde arriba— ¡Estuvo genial el picnic de hoy! ¡Este día fue el mejor de todos! ¡Gracias por traerme a pasar un rato fuera de la ciudad... Sentirme con tranquilidad es como ser libre.

— Me alegro de que estés tan feliz Carl — Sonreí y miré el cielo, estaba formándose un bello atardecer— ¿Qué hora es?—

Carl miró su reloj de su muñeca y respondió

— Las 6:30, deberíamos irnos pronto —

—Cruzar el monte debe ser peligroso al anochecer.
!Vamos! —

Me levanté el suave pasto y recogimos todas nuestras pertenencias. Este ha Sido uno de los mejores días.

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