El miedo me paralizó, todo mi cuerpo se paralizó.
El lobo solo me miraba, con esos impresionantes ojos dorados, ámbar.
No podía creer lo que mis ojos veian, no podía creer que tenía un lobo enfrente de mi, sin siquiera mostrar signos de querer devorarme.
De pronto el aire se me atasco en la garganta cuando se acercó, olfateando. Había algo en su mirada que me dejaba sin aliento, aparte del terror de ser devorada.
Trate de ponerme de pie muy lentamente, no quería asustarlo y que se pusiera como loco mostrando dientes y uñas.
Cuando vio que trate de levantarme, se alejó...
Dio media vuelta y se marchó, así como lo escuchan. Se marcho...
Fue ahí que mi cerebro captó la orden y empecé a correr, tan rápido como mis pies descalzos me lo permitían.
Los pies me dolían de pisar ramas y piedras. Pero no me detuve, tenía que encontrar la manera de salir de este bosque.
De pronto empecé a escuchar pisadas detrás de mi, me voltee y el terror casi me hace irme de bruces.
El maldito lobo venía detrás de mi. El miedo se hizo presente, dando paso al terror.
Iba a comerme... era rápido, no había salida.
Seguí corriendo mientras las pisadas se escuchaban cada ves más cerca.
Hasta que la suerte decidió que no quería estar de mi lado, tropecé con una maldita roca.
Cayendo de lleno, golpeandome la cabeza contra el suelo del frío bosque.
Intente ponerme de pie, tenía que seguir. No podía morir... las lágrimas empezaron a empañarme los ojos, todo empezó a girar.
Y lo último que vieron mis ojos fue los hermosos ojos del lobo.
[————————]
La cabeza me pesa, el mareo regresa.
Entonces abro los ojos. Lo primero que veo es un techo de madera. Trato de incorporarme, pero un pinchazo en la cabeza me hace estremecer.
—Mierda...— suelto un siseo. Ni si quiera se como llegue aquí.
Trato de levantarme para ver lo que me rodea. Estoy en una cama de madera, grande y espaciosa. Hay una ventana enfrente que da directo a los árboles del bosque. Una puerta que Nose a donde carajos va una mesita de luz justo al lado de la cama. Un ropero bastante pequeño y eso es todo.
Me levanto de la cama y me percató de que sólo llevo un camisón enorme.
Quien me vistió...? Carajo
Escucho un ruido, unas pisadas de alguien subiendo unas escaleras. El miedo se hace presente una ves mas y trato de levantarme de la cama. Necesito salir de aquí.
Tal ves pueda saltar de la ventana. Me acerco y la decepción me invade. Estoy a metros, prácticamente si me tiro, me partire mas de un hueso.
Escucho la manija de la puerta y me pongo alerta por si tengo que atacar y salir corriendo.
Pero cuando la puerta se abre y mis ojos van a parar al chico alto, mi cuerpo entero se paraliza.
Su mirada se posa en mi, penetrante... Por un momento sus ojos se me hacen extrañamente familiar. Los dos no hacemos mas que mirarnos.
—¿Quien eres?— mi voz sale ronca, como si no hubiese hablando en días.
Su mirada se hace más dura y entrecierra un poco los ojos. Como si tratará de ver mas allá de mi.
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Epifanía
Loup-garouLa brisa del bosque me entumecia hasta el último hueso. Mi cerebro no era capaz de mandar una orden a mi cuerpo de ponerse de pie y huir a causa del miedo. El viento se hacía cada vez más fuerte y empezaba a ponerme paranoica. No recordaba que hací...