El Peor Sonido que Existe

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             Caminando por la calle ningún sonido era apreciable. Cada paso dado generabaun eco inmenso. Me sentía vivo, pero no es cabalmente a vivir. Cada vez mi vida es máscomplicada. Donde no hay nada, yo retoño problemas. En esta soledad mi mente era elúnico acompañante, mi peor enemigo. Esa noche percibí el sonido del silencio. Unos delos peores sonidos existentes. Llegando a casa me dirigí al cuarto. Al abrir la puerta sentíun olor robusto haciendo cerrar mis ojos. Sin abrirlos ya entendía que allí estaba mi padrey como respuesta la vida me felicitó con una estrellita en la frente. Sentado al borde de lacama destruyó el silencio que me acompañaba. 

             -Quiero hablar contigo. 

             Está en mi cama, comienzo a indagar con los sentidos y ya no puedo ignorarlohaga lo que haga. Ya era una obligación entrar, aunque no sé si deseo tener unaconversación en este momento. 

             -Siéntate a mi lado hijo. 

             Me dirigí a mi paso hacía la cama. Ya había desarrollado una habilidad paraconocer el tipo de conversación que va a surgir en los próximos segundos. ¿Qué un hijopuede imaginar si ve en la parte superior de la gaveta una cerveza, un abrigo negro y unapistola? Cualquier persona tallada por una familia natural se asustaría. Sin embargo, yani me sorprende observar esas cosas en un diálogo entre nosotros. Recuerdo cadaconversación y todo lo manado en ellos. Tengo que admitir que no es de cuerdos tenerrecuerdos por obsesión. Lo miré fijamente, dos débiles llamas me observaban. Cadasonido generado por él creaba lluvia en su rostro. Yo estaba firme como una roca, ya nadacreado en esa naturaleza surgía del corazón. Esa lluvia solo es una reacción química dedescomposición del etanol dentro de él. Estaba arropado por el alcohol que emanaba desu piel. Revelé un muerto que vivía solapado en la humanidad. Mientras que hay muertosque merecen renacer del otro mundo por caridad. 

             - ¡Me quiero morir, quiero estar con mi padre! - mientras me abrazaba. 

             El miedo se generaba, escuchaba las vibras negativas tocando la puerta. "Toc toc",mi corazón se adjuntaba, "bum bum". Las palabras que él gritó son las mismas palabrasque grito en el interior. El ambiente no era apto para tener un arma cerca. No quería formaruna orquesta añadiendo un "plo, plo" al compás. Lo acosté en el lago resurgido, cogí lacerveza y fui al baño para deshacer completamente ese valor artificial. El sonido de lacascada adictiva culminaba con burbujas de paz. El reflejo del espejo trasmitía frialdaden el polo norte. Se podía percibir el peso de la desesperación cayendo en este servidor.Provocando un pequeño terremoto quise volver al cuarto. Me di cuenta de que tenía razón.El sonido del silencio era el peor sonido que existe, ya que el sonido de una bala que tienetu nombre nunca la escucharas.

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