Comienzo.

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—Te gusta alguien?– Pregunta Millie.

–Para nada.– Sonrío mientras pinto el dibujo que hice.

–¿Entonces quién es el?– Dice moviendo sus cejas de arriba abajo mientras veía mi dibujo.– Creo que es muy mayor para ti.– Yo reí ante eso, pues era cierto.

Mi dibujo era de un chico de tes blanca, ojos grandes y castaños, tenía el cabello negro, no era largo y tampoco corto, sus labios eran perfilados, tenían un toque de rosa y no eran ni muy gruesos ni muy finos. Tenía una nariz pequeña de acorde a su rostro.

Ese chico sí que era perfecto.

–Es el chico de mis sueños.– Respondí sonriendo.

–¿Cómo te gustaría que fuera su personalidad?– Dijo mientras agarraba una uva del tazón que había dejado mi madre para nosotras hace unos quince minutos.

–Que sea serio pero también chistoso, valiente, bondadoso, seguro de sí, romántico, inteligente, y que sea buen luchador. –Sonreí y mientras decía todo eso, lo escribía en la parte trasera de la hoja en la cual había hecho mi dibujo.

Millie iba a hablar, pero el sonido de la puerta la interrumpió.

–¿Quieren ir al parque por unos helados?– Pregunta mi madre sonriendo.

Asentimos y fuimos por esos helados.

Pero no volví a ver ese dibujo.

DOS MUNDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora