Won't Go Home Without You -Fernando Gago-

Capítulo 4

Era el día de la cena a beneficio que ofrecía el club, Eva estaba junto a su hermano Stefan esperando a que llegasen los jugadores.

Entraron todos los futbolistas del club, el público los aplaudía y cada uno le tocaba una mesa con aficionados o con tal vez algún directivo, a la familia Del Piero le tocó con "El Burrito" Martínez.

Eva al terminar su comida se levanto y salió hacia la cancha, se encontraba sola mientras miraba las gradas y sonreía de una manera que mostraba un poco de nostalgia. No se acostumbraria tanto a su nuevo país, vivió toda su vida en Italia y ahora estaba en otro continente, alejada de sus amigos y familiares.

– Hola Eva – Dijo un chico, al instante reconoció su voz.

–  Nicolás – Respondió dándose vuelta y quedándose frente a él.

– ¿Qué estas haciendo? –

– Veo el paisaje – Ambos rieron ante la respuesta de Eva.

– ¿Y... Te gusta el paisaje?–

– Digamos que sí –Nicolás corajeó.

Intercambiaron una que otra palabra y Nicolás dejó la conversación para volverse a la cena.Otra vez Eva quedó mirando al estadio, tenía colores peculiares, Azul y Amarillo, no conocía equipos con esos colores <<Además de Boca>>. sintió una presencia y se dio vuelta para saber quién era la persona detrás de ella.

– Fernando, qué estas haciendo aquí –Pregunto Eva.

– Qué haces tú aquí –Le respondió Fernando, a lo que ella contesto con una sonrisa 

–. Te queda bien el vestido –le dijo Gago mirandola.

–Gracias, pues, a ti no te queda nada mal el... el uniforme 

–Los jugadores llevaban el traje de entrenamiento, no algo elegante como ella pensaba que sería.

–Gracias–.

Fernando se acerco un cada vez más a Eva, quedaron muy cerca uno del otro... Gago le sacaba una cabeza a Eva, el era un poco más alto que ella, agacho su cabeza hasta quedar a centímetros de ella.

"–Nos conocemos hace poco pero ya me volviste loco–" Susurro Gago.

Fernando unió sus labios en un beso lento, Eva lo respondió poniendo sus manos en el pecho de él. 

–Alguien puede vernos – susurro Eva alejándose de él.

– ¿Y qué si nos nos ven? –

–No sé, sólo advierto eso–