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/Narra Malcom/:

Ya estábamos cerca del hospital, pero en todo el camino le fui contando a Dariana de como pasaron las cosas.

- Ah... Así que cuando lo empujo la cicatriz se abrió – me dijo, pero con un tono algo cansado, le era difícil cargar una de las azas de la maleta – Pero sigo sin entender el por qué no se fue con su tía, así se podía recuperar mejor.

- Yo también le pregunté eso, pero el insistió en quedarse acá, es una persona terca – dije un poco molesto

- Bueno, no creo que es tal diferente a alguien que conozco - dijo viéndome fijamente, estaba claro que se refería a mí

- Tienes razón, pero también es alguien tierno como alguien que conozco – rio para mirarla fijamente, pero lejos a la reacción que esperaba, simplemente ella reía

- Tienes razón, son una masita alta de ternura – dijo sin percatarse de las intenciones de mis palabras, casi olvidaba como era pasar tiempo con ella, podíamos pasar horas riendo – Este es el hospital, ¿verdad? – señalo a un edificio grande

- Sí, acá es, estamos a tiempo - dije mientras revisaba la hora en mi celular

Entramos y fuimos directo a la habitación de Mark, pero nos llevamos la sorpresa de que no había nadie. Tuve que dejar a Dariana un rato en la habitación para ir a buscar a una enfermera que me dijera que estaba pasando.

- Disculpe, señorita. Me podría decir que paso con el paciente de la habitación 426, su nombre es Mark – dije preocupado

- ¡Oh! El paciente se fue hace menos de una hora, ¿Usted es su tutor? Lo estaba contactando, pero su celular se quedó sin batería; así que lo llamamos, pero no contestaba – dijo la enfermera, yo tenía su cargador y justo le iba llevar hoy, además eso explica las múltiples llamadas desconocidas que me llegaron en la tarde, debí contestar, ahora lo que me pregunto es, ¿Adonde fue? Creo haberle dado una copia de las llaves de nuestra habitación, que irónico, le dejé eso que no parece importante, pero no su cargador.

- Muchas gracias – alejé y volví donde estaba Dariana – Tal parece que se fue hace una hora

- ¿Qué? ¿Pero cómo? Si acaba de salir no debió haber podido salir sin ayuda – dijo preocupada

- Me llamaron, pero como era un numero desconocido, no supe que era él. Le di una copia de las llaves del dormitorio, debe estar ahí – dije más calmado que antes – Vámonos

Al volver a la residencia, cada uno se fue por su camino. Al llegar al dormitorio estaba oscuro, pero no exactamente como lo deje. Un caballete y un lienzo recién pintado estaba en medio de la habitación, él estaba o estuvo aquí. Estaba cansado por todo el trajín que fue ir y volver de hospital por lo que decido sentarme en mi cama, pero de la nada, una gota roja salpica.

- ¡AH! – grito y me levanto rápidamente para revisar la cama de arriba, una mano con un pincel salía de las sábanas

- ¿Malcom eres tú? – bosteza para después levantarse – me levantaste – soba sus ojos con la mano manchada de pintura, dejando todo su rostro sucio

- ¿Cómo subiste? Más bien, ¿cómo llegaste acá? Se supone que todavía te quedarías en el hospital hasta mañana – le dije mientras le ayudaba a bajar - ¿Cómo estás? ¿Te sigue doliendo?

- Estoy bien, no es tan grave, aunque aún me incomoda, no me duele – dice sonriendo para después acercarse a su lienzo – Me quedo bonito, ¿no es así? – señala con orgullo su trabajo

- Te quedo muy bien – me acerco para revolver su cabello – ahora me tienes que decir como es que llegaste a la residencia – dije seriamente


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