La fiesta. (parte 1)

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-La gente habla, pequeña. Alguien te vió salir de su casa.

-¿Y cómo sabían que...?-me interrumpió.

-No diría que exactamente todo el mundo conoce al rubito Weasley, pero... Casi.-dijo Carol con una de sus sonrisas blancas y brillantes.

Prácticamente parecía una de esas modelos miss Estados Unidos que querían "paz mundial". Tenía un tono entre ironía fingida y segura de lo que decía.

-¿Es raro que yo no supiera ni si quiera quién era?

Puse los ojos en blanco y Caroline asintió con la cabeza.

Obviamente, la fase de pegarme contra la pared y lo anterior, el suceso de las llaves, me lo salté.

Cada una seguimos con lo nuestro, como si nada.

* * * *

Comimos y vimos un par de series. Sí, y algun que otro programa de paparazzis, cazamariposas, prensa rosa, y esas cosas normales. Reímos, seguimos comiendo palomitas, y rápidamente, se pasaron las horas volando.

Caroline seguía tirada en mi cama, ojeando las redes sociales desde el móvil. De vez en cuando me soltaba algún comentario.

-¿Esta chica te parece fea?-dijo Carol, levantándose bruscamente de la cama y girando la pantalla del móvil hacia mí.

La vi a través del espejo. Me giré hacia ella desinteresadamente, apartando la plancha rosa fucsia de mi pelo, para que no me quemase (sí, ¿a quién no le había pasado alguna vez?).

-¿La chica de la rinoplastia?-respondí, volviéndome hacia el espejo, que en los bordes tenía lucecitas a lo Hollywood.

-La misma.-dijo tirándose de nuevo a la cama y sin despegar la cara del teléfono, mientras seguía deslizando el dedo por la pantalla.

-Bueno, no está mal. Aunque yo le daría... Un 6.

Caroline rió, y yo dejé escapar una sonrisilla. Seguí mirándome al espejo mientras me arreglaba el pelo.

-¿Y qué se supone que me voy a poner esta noche?-dije con resignación.

Caroline se levantó dejando el móvil debajo de la almohada y recogió la bolsa que traía.

-Ponte el que quieras. Pero me pido el rojo.

En la cama extendió dos preciosos vestidos cortos. Ni si quiera me fijé en el rojo, el blanco y negro era perfecto.

-No hacía falta...

-Ya me lo agradecerás.-respondió a la vez que me lanzó un collar para que lo cogiese.

Aquellos vestidos nos venían como guante al dedo, se nos adaptaban perfectamente.

El sonido del claxon de un coche hizo que pegásemos un salto mientras observábamos nuestras figuras en el espejo. Carol corrió hacia la ventana y descorriendo las cortinas, se aseguró de que eran quien ella creía.

-Ya están aquí. Perfecto.

-No sé por qué pero creo que no me gustan las sorpresas.

Me acerqué a la ventana mientras ella terminaba de recoger. En la calle había un coche todoterreno aparcado, de color negro brillante y bastante grande.

-¿¿Pero a quién has llamado ahora??

Parecía el coche de unos traficantes de droga.

-Algunos del equipo. De fútbol.

Guerra de Capitanes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora