Buscando Siempre La Felicidad

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Siempre estamos buscando eso que nos falta para ser felices… La felicidad son momentos y es la búsqueda constante de la felicidad la que nos mantiene vivos…siempre está “ese algo que falta” Si vivimos amargados buscando eso que falta vamos a estar siempre viviendo la fiesta desde afuera. Vivimos buscando eso que no existe…. La amargura de buscar la felicidad y no encontrarla, de estar en las puertas de la felicidad y no poder entrar…esa amargura nos hace perdernos la fiesta, la fiesta de estar vivos! Basta de vivir así. ¿Saben cuál es el problema? El problema es la obsesión que tenemos con la felicidad. Todos estamos dele que te dele buscando la felicidad ¿Y qué es lo único que encontramos? Decepciones. ¿Por qué? Porque esa felicidad que tan obsesionados estamos buscando es lo que nos está torturando en verdad. Vivimos decepcionados buscando ese algo que nos falta, ese algo que no tenemos, ese algo que de tenerlo nos haría más felices. Siempre ahí a punto de entrar, a punto de llegar, a punto de conseguir esos cinco que faltan para el peso. Siempre ahí apunto de… golpeando las puertas de la felicidad, tratando de recuperar ese paraíso perdido, queriendo siempre llegar a la felicidad. Vivimos en las puertas del paraíso y créanme, que si cruzan esa puerta todo se termina. Porque esa felicidad, ese paraíso, es que nada falte ¿pero qué pasa? Siempre falta algo. Y está muy bien que sea así, porque eso que nos falta es lo que nos mantiene vivos. La felicidad no es tenerlo todo, la felicidad son esos momentos lindos, eso momentitos que ocurren muy de cuando, mientras uno sigue buscando ese algo que falta. Si vivimos siempre amargados buscando eso que nos falta, vamos a estar siempre siempre mirando la fiesta desde afuera. Recién soy una adolecente eso quiere decir que me falta mucho por vivir o quizás muy poco pero  eso significa que tengo millones de oportunidades de encontrar esos momentitos de felicidad. La decepción de buscar la felicidad y no encontrarla, de estar en las puertas del paraíso y no poder entrar. Esa amargura nos hace perder de la fiesta, de la fiesta de estar vivos. Así que dejemos de pensar tanto en la felicidad y el paraíso, mejor sumémonos a la fiesta que seguramente está buena.

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