― [2] ; dos

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Pasar la noche en el hospital definitivamente no era como Mingi pensaba pasar el resto de su primer día de vuelta en casa, pero así fue. 

Había pasado toda la noche en una habitación de hospital, junto a Seonghwa, Yeosang y Jongho, esperando a que le dieran el alta a San. Su amigo se había desmayado en su casa y él fue quien lo encontró, afortunadamente; pero jamás olvidaría el miedo que sintió al ver a su amigo en ese estado. 

Su madre había preparado la habitación de invitados para que San se quedara con ellos por unos días, y la idea de convivir con su mejor amigo emocionaba a Mingi; se sentía en secundaria otra vez teniendo al chico al lado suyo todo el tiempo. 

En ese momento se encontraban en la cocina desayunando, hacía dos días que San había salido del hospital. El día anterior su madre ni siquiera abrió el vivero, dedicando el día entero a cuidar de San, pero hoy deberían volver a trabajar. 

―Es muy aburrido trabajar sin tí ―se quejó Mingi, terminando lo que le quedaba de cereal. San se rió. 

―Por lo menos no vas a trabajar solo, Yunho estará ahí ―le recordó el mayor.

―Sí, pero no es lo mismo ―volvió a quejarse el menor, dejando los utensilios en la mesada y volteando a ver a su amigo, quien lo miraba curioso―. ¿Qué? 

―Nada. Dale tiempo, Yunho es un amor. Ya te sentirás cómodo con él también ―se alzó de hombros el mayor y Mingi asintió lentamente. Sabía que tenía razón, pues ya sabía que Yunho era bueno y adorable, pero quizás esa era la razón por la que no se sentía del todo cómodo con el chico. No recordaba la última vez que había pensado eso de alguien. 

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Una vez llegó al vivero y vio al chico sentado en su mesa de trabajo, con la radio de fondo bailando a alguna canción que el no conocía mientras armaba un pedido, su inquietud desapareció. Rió cuando Yunho pretendía cantar la letra con demasiada pasión, anunciando su presencia al mayor. 

Las mejillas de Yunho se tiñeron de un intenso color rojo y Mingi rió aún más. 

―¿Hace cuánto estás ahí parado? ―preguntó Yunho, acomodándose en su asiento y volviendo a su trabajo; esta vez sin dar un espectáculo. 

―Hace dos canciones ―respondió el menor, aún riendo. Yunho no pensaba voltearse otra vez, la idea de Mingi mirándolo con una expresión burlona en su rostro era una que prefería ignorar―. Bailas bien. 

El inesperado cumplido lo hizo voltear de todos modos, una sonrisa tímida pero orgullosa en su rostro; no lo admitiría, pero que lo elogiaran era uno de sus puntos débiles. El menor le sonrió de vuelta antes de sentarse también y empezar con sus pedidos. 

―¿Cómo está San? ―preguntó luego de varios minutos en silencio el mayor. Yunho tenía mucha curiosidad, ya que hace tres días que no veía al chico. Mingi se removió en su lugar, recordando las palabras de su amigo diciéndole que no diera detalles de lo que le había pasado; en parte porque no se sentía cómodo con la idea de alguien más sabiendo, en parte porque no quería que alguien más se preocupara por él. 

―Ahora está mejor ―respondió―. No es nada de qué preocuparse, pero creo que voy a suplantarlo durante unos días en el trabajo. 

Yunho asintió. No entendía por qué, si no era algo por lo que preocuparse, San tendría que faltar al trabajo, pero no tenía motivos para creer que Mingi estuviera mintiendo, por lo que se conformó con esa respuesta. 

El momento de su descanso llegó y el mayor se estaba poniendo ansioso por el silencio que los acompañaba, ya que no estaba acostumbrado a no hablar durante tanto tiempo. Decidió sacar conversación con el chico, dejando de lado sus nervios; de todos modos iban a pasar los próximos días juntos así que lo mejor sería romper el hielo.

―Tu madre me contó que estás en la universidad ―dijo, tan repentinamente que el menor se sobresaltó apenas ya que no lo esperaba. Mingi asintió―. ¿Qué estudias? 

―Economía ―respondió él y Yunho no disimuló su sorpresa―. ¿Qué? ¿No parezco tan inteligente acaso? 

Yunho rió, sus mejillas enrojeciéndose apenas. ―No es eso... no sé por qué no esperaba esa respuesta ―confesó tímidamente. El menor sonrió.

―Está bien, hasta la gente que me conoce se sigue sorprendiendo ―se alzó de hombros. Yunho sonrió―. ¿Tú?

―No estoy estudiando. No decido qué quiero hacer con mi vida aún ―hizo una mueca. El solo pensar en eso le revolvía el estómago. Mingi asintió, notando el repentino cambio de actitud en el mayor y sintiéndose culpable. Quería volver a verlo sonreír.

―Aún tienes tiempo para decidir ―trató de animarlo, apoyando su mano sobre el hombro del chico―. ¿Qué te gusta hacer? 

―Amo bailar ―respondió instantáneamente―. Y a los niños, creo. Siempre me han dicho que tengo un don y la verdad es que me gusta mucho estar con ellos, son adorables. 

La imagen de Yunho rodeado de niños se materializó en su cabeza y tuvo que suprimir la sonrisa que intentó escapar su rostro.

―Pues, podrías intentar darle clases de baile a niños ―razonó Mingi entusiasmado―. Estoy seguro de que todos los niños del mundo darían lo que fuera por dar un show como el que diste hoy cuando llegué. 

Yunho se echó a reír, cubriendo su rostro con sus manos para que el chico no notara su sonrojo, pero era evidente para Mingi. Un silencio se formó luego de eso; lentamente comenzaban a sentirse mucho más a gusto con el otro pues notaban que tratarse se les daba fácilmente. 

―¿Vamos por un café? 

Yunho levantó la cabeza, algo sorprendido, observando la sonrisa del menor y no pudo no aceptar, pues aún les quedaban unos minutos de descanso.


『 tengo el mejor bloqueo de la historia, así que no sé qué onda este capítulo, pero quería subir algo igual. 

me doy cuenta que me cuesta bastante despegarme de la dinámica woosan de again ahora que ya terminé esa historia lol, pero no va a ser todo igual de meloso todo el tiempo ok

espero que les guste. 

cam.

I LIKE ME BETTER; yungiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora