Capítulo 1

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Fecha: 3 de junio de 2000

Todavía era un estudiante de segundo año en la escuela secundaria. No estaba muy seguro de lo que quería hacer con mi vida y me pregunto qué podría pasarme. Esto fue hasta que un día en la escuela entró un oficial del ejército para hablar con nosotros. ¿Podría pagar toda mi universidad?

Nunca se me pasó por la cabeza que yo, yo, podría ser un soldado. Pero allí estaba, firmando los papeles y uniéndome unos meses después de decidirlo con mi familia.

Sabía que no era la persona más inteligente o más fuerte, pero podía trabajar duro. Así que obtuve B y C terminando mi segundo año. Estaba extremadamente entusiasmado con este próximo verano. Dirigiéndome a la playa durante unas semanas, haciendo algunas cosas preparándome para el ejército y teniendo un largo descanso de la escuela.

Estaba sentado en mi habitación, jugando algunos juegos en mi computadora cuando vi que un camión en movimiento se detenía en el camino de entrada al otro lado de la calle, seguido de un bonito auto deportivo. "Bueno, eso es extraño, ni siquiera sabía que esa casa estaba en venta".

Voltee mi mente entumecida a la pantalla por unos segundos cuando volví a mirar y la vi por primera vez.

Hubo 3 personas que salieron del auto. El primero era un hombre de mediana edad, de unos 6 pies de altura, con cabello rubio grisáceo y hombros anchos. Parecía un ex atleta, con una complexión muscular.

La segunda era la madre, ella era casi exactamente lo opuesto al padre. Era mucho más baja con unos 5,4 pies y cabello negro. Tenía el cuerpo de un ex atleta que salió mal, siendo muy regordeta en comparación con la delgadez de su pareja. Sus anchas caderas y la parte inferior de la barriga la hacían destacar, ya me olvidé por completo de mi juego.

Entonces, finalmente, la hija salió, y estoy bastante seguro de que tuve que levantar la mandíbula del suelo. Tenía un 5,7 perfecto y tenía el pelo largo y castaño que le llegaba hasta la mitad de la espalda. Siendo verano, llevaba pantalones cortos y una camiseta sin mangas, los cuales parecían encajar perfectamente en su propio cuerpo musculoso. Sus pechos turgentes y la parte inferior del cuerpo firme le daban el aspecto por el que la mayoría de los hombres matarían, y me sorprendió. ¿Cómo podría tener tanta suerte? Solo sabía que tendría que conocerla.

El Botín de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora