Liguo y yo

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Eran las tres de la mañana y no conseguía dormirme, entonces me levanté de la cama y cogí el libro que estaba leyendo.
Aquí los libros tienen nombre y vida propia, cuando los sacan de la imprenta y los llevan a la biblioteca, ellos mismos eligen su nombre y hacen lo que quieren.

El libro que yo tengo se llama Liguo, cada vez que lo cojo me pregunta qué quiero leer y esta noche hizo lo mismo de siempre.

-Amanda, ¿Qué te gustaría leer ahora?-dice Liguo.

-Me gustaría leer algo tranquilo para poder dormirme pronto -le digo yo.

-Vale, he encontrado un libro perfecto para ti.

15 minutos más tarde

Cuando ya me había dormido, Liguo se fue a la estantería de la que le había cogido yo anteriormente.

A la mañana siguiente

Me levanté, me duché, me lave los dientes, desayuné y me preparé todo para ir al colegio.
Después me fui andando y al cabo de 10 minutos llegué al colegio.
Allí me encontré a mis mejores amigos en la entrada.
Entramos dentro.

Como siempre, estaba ella, Paula, la que peor me cae de todo el mundo, siempre riéndose de mi y metiéndose conmigo.
Cuando me cruzé con ella me puso la zancadilla y yo me caí al suelo.

-¿Que pasa Amanda, no ves por donde vas mientras estás leyendo? - me dijo Paula con tono burlón.
Me dieron unas ganas tremendas de decirle a mi mochila que le diera un buen golpe en la cara. Pero al final decidí no meterme en peleas.

-Pues sí, sí que veo mientras leo pero de repente una rata se ha puesto delante de mi, ah no, que eres tú, como te pareces tanto a las ratas, solo hay un pequeño detalle que os diferencia, que tú eres mucho más fea- le contesto riéndome.
Mis amigos también se rieron y
Paula se fue indignada a su clase, justo después sonó el timbre.

Después de dar las interminables clases de mates, geología, inglés y muchas más, salimos del colegio y nos fuimos a mii casa porque se quedaron mis mejores amigos, Diego y Vanya a dormir.
Les estuve enseñando a Liguo y estuvimos hablando con él.
Bajamos a cenar y había varias pizzas de diferentes sabores. Era demasiada comida y nos llenamos demasiado.

Después de cenar, subimos a mi cuarto y ahí estuvimos viendo una película en mi portátil. Cuando ya terminamos de ver la película, cogimos a Liguo y le pedimos historias de miedo.

-Liguo, queremos historias de miedo - le dijo Diego.

Al principio nos puso algunos libros para pequeños.

-No queremos libros para pequeños, queremos historias que  den miedo de verdad - le dijimos todos a coro.

-Es más, queremos la historia más terrorífica que tengas - le dijo Diego.

-¿Estáis seguros los tres? Es demasiado para vosotros- nos dijo Liguo un poco preocupado.

-Sí sí, estamos muy seguros todos -le dijo Vanya.

-¡Venga, enséñanoslo ya! Liguo - le dije yo, cuando ya estaba empezando a terminarse mi paciencia.

-Vale, pero luego no os asustéis por lo que pueda pasar.

Eso nos sonó a todos un poco raro, pero después de que dijera esa frase a mi me empezó a preocupar todo lo que podría pasarnos más de lo que debería.

De repente, mientras esperábamos a que Liguo pusiera el libro, se apagaron las luces, empezaron a parpadear, a ponerse de distintos colores y a hacer cosas de lo más extrañas. Al principio pensé que era el sistema eléctrico pero luego me di cuenta de que no era eso. Si no, que era la historia que le habíamos pedido a Liguo y ya había comenzado.
 

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