SECUESTRO

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04:00 AM

Sabia en lo que se metía cuando decidió ocupar el papel de Héroe nocturno, por supuesto que sabía en lo que se metía.

Las batallas no eran llamativas, no duraban mucho y no recibía halagos por eso. En su mayoría eran a muerte y con los eslabones mas bajos de la sociedad.

Es una realidad que un héroe tiene que estar dispuesto a perder la vida en cualquier momento, pero siendo uno nocturno las probabilidades se multiplicaban considerablemente.

Uno común lidia con robos, tomas de rehenes, extorsiones y daño de propiedad pública, si bien en todas hay riesgo, el de morir no es el más sobresaliente.

El lidiaba con secuestros, violaciones, intentos de asesinato, extorsiones, trafico de drogas, de niños, de armas y de mujeres. No era algo lindo de ver.

Nadie quería hacerlo, pero alguien debía hacerlo y ese era el.

Sabia en lo que se metía.

Las horas de sueño no eran garantizadas, seguro que lo sabía.

Las horas en las que pasaba en el mismo lugar vigilando una charla de dos sujetos sospechosos eran muchas, y en relación al tiempo que tardaba en reducirlos, eran muchas.

Había noches en las que solo hacia eso, escuchar y vigilar, pues debía reunir información sobre una banda narco o de trafico de blancas.

Noches en las que se pasaba armando el papeleo. Pedir los permisos pertinentes para realizar una intrusión en los lugares en donde se llevaban actos delictivos, se llevaban buena parte de su tiempo. Definitivamente odiaba el papeleo.

Las horas de sueño tampoco serian placenteras, constantes recuerdos de misiones pasadas y traumas acumulados con los años siempre se hacían presentes, aquel recuerdo en donde no pudo salvar a una niña o la risa de un niño que lo perdió todo.

La mayoría involucraba a un amigo de secundaria perdido, diablos, dormir no era placentero.

Y ni hablar de una cama.

Oh una cama.

Dormir en una era probablemente su recompensa por excelencia después de largas horas de letargo activo, pero como el sabia, no podría hacerlo.

Es la principal razón por la que siempre carga consigo una bolsa de dormir. Porque si tiene al menos 10 minutos para dormir, los aprovecharía. Ya empezaba a odiar que algunos de sus colegas lo llamen Ojeras Shouta.

Ser un profesor de una de las mejores academias de formación de héroes, no ayudaba mucho tampoco.

Su vida no era relajada, pero es la que eligió.

El resultado de sus elecciones.

Pero tenía sus privilegios, contados, pero privilegios al fin. Uno de ellos contaba con dormir en cualquier lado en cualquier momento sin que nadie se atreva a molestarlo, le agradaba. Como aquella vez que fue a hablar con los padres de Asui sobre la residencia en los campos de la escuela. Resulto mejor de lo que creía, los padres aceptaron al instante sin ningún tipo de objeción, farfullaron algo sobre como debían dejar de depender de ella y etc., pero él estaba concentrado en el papeleo. Como llevo mucho menos tiempo de lo planeado, al salir del hogar se recostó en la acera y durmió treinta minutos seguidos. Nadie lo molesto.

Otra de las ventajas que tenía era poder entrar y salir del campus escolar cuando quisiera, sin tener que realizar ninguna clase de tramite burocrático para eso, cosa que agradecía y tenía sentido, un héroe subterráneo tendría que poder trabajar en las sombras y encubierto, cosa que no tendría sentido si le avisaba a media escuela y personal docente.

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