Ensayo De Confesión (KiriBaku)

Cuarto Capítulo

Bakugo y Kirishima estaba fundidos en un tierno abrazo. Ambos podían escuchar los latidos de de su corazón. Era cálido, acogedor.

Aunque...

"Esperen, ¡¿es esto normal?!" Pensó asustado el pelirrojo.

Este no era el Bakugo que conocía. Kirishima nunca antes lo había visto tan pegajoso. Realmente estaba bastante sorprendido.

Kirishima Eijirou: Esto... ¿De qué ensayo hablas? - Le preguntó confundido.

¿Eh?

Bakugo se separó de golpe.

Bakugo Katsuki: Que mierda dic... -

Kirishima Eijirou: ¡Ahh! Si el ensayo, como podría olvidarme de ello. - Respondió de inmediato ocultando su nerviosismo.

Que diantres.

Bakugo Katsuki: ¿Qué tienes en esa cabeza? ¿Cucarachas bailando? - Le preguntó molesto.

Eijirou se rascó la cabeza algo avergonzado y con una gran sonrisa le confesó.

Kirishima Eijirou: Lo que pasa es que cuando estoy contigo, todo mi ser se concentra en ti.

Rojas como las cerezas, así se tornaron las mejillas de Katsuki.

Bakugo Katsuki: Te mataré... - Murmuró entre dientes tratando de disimular su corazón agitado.

Kirishima tragó duro al ver el aura oscura que rodeaba a Bakugo. Probablemente estaba pensado en mil formas de asesinarlo. Se alejó de él y sacando la lengua le retó.

Kirishima Eijirou: ¡Atrapame si puedes! - Y se mandó a correr.

El rubio se quedó en blanco, como si no creyera lo inmaduro que era su mejor amigo.

Apretó los puños y gritando un fuerte y claro "Te mataré" él también salió corriendo tras Kirishima.

Uno riendo y otro voceando, así era la amistad de estos dos chicos.

Y por un momento Bakugo pudo olvidar que a Kirishima le gustaba alguien más.

La alarma de Katsuki indicaba el despertar de este. Era viernes, por lo que su ánimo no estaba del todo jodido. Ya se pasaría el fin de semana en paz entrenando su don.

Se alistó rápidamente y bajó las escaleras. En la mesa del comedor su desayuno yacía ahí. En ese mismo instante a su celular llegó una notificación:

"Te estoy esperando afuera ;)
- Tu Kiribaby"

Bakugo Katsuki: Tsk, idiota.- Murmuró no con fines de insultarlo, más bien, estaba agradecido con él.