Una vez existió un pequeño ser amargo al que llamé "Limoncito". Era muy pequeño y crecía en mi jardín, así que lo tiré con la maleza que poblaba el césped. Pero como toda mala hierba volvió a aparecer, pero me había caído bien esta vez, así que le dejé ser. Poco a poco nos volvimos buenos amigos, no era difícil convivir con él, aunque a veces era bastante pesado y malhumorado.
Tiempo después su amargura me había contagiado, mis amigos decían que estaba diferente, y culpaban al pequeño Limoncito de ello, pero yo sabía muy bien que sería difícil deshacerme de él. Ya éramos tan apegados que soltarlo sería complicado.
Un día, tirado en mi cama y hablando con Limoncito, le conté sobre lo que mis amigos pensaban. Él, enojado, se bajó del colchón y salió del cuarto, dejándome confuso y vacío, como si le quitaran el caparazón a una tortuga, como si no le hubiera dado el fertilizante suficiente para seguir con vida. Realmente no entendía lo que estaba pasando.
Los días pasaban, me sentía cada vez más deprimido. Limoncito seguía viviendo en mi patio, pero no me dirigía la palabra, sólo jugaba con las ramas caídas del nogal.
Mientras tanto yo lo miraba mientras cocinaba, el dolor cada vez se volvía más y más insoportable. Era un dolor extraño, como si quisieras llorar por ninguna razón, como si de patearan desde adentro. Limoncito volteó de repente hacia mi y me dio una mirada de odio, allí fue donde me di cuenta. No podía vivir sin Limoncito, mis amigos no tenían razón en lo que decían. Limoncito de cierta forma me hacía bien. Dejé lo que estaba haciendo y corrí hacia el patio para abrazarle. Seríamos los mejores amigos, conviviríamos el uno con el otro como los más amargos de la ciudad, ya que por fin me había conseguido a mi amigo citrus.Falta contexto y descripción de las situaciones. ¿Qué es Limoncito y qué tiene que ver con los sentimientos del protagonista?
C-Veía con pereza ese C- de la corrección de la profesora de Literatura. Se suponía que debíamos escribir un microrrelato en clase, así que no podíamos darnos el lujo de describir demasiado. Las temáticas a elegir eran: sentimientos, perros, agua, epifanía. Yo me volqué por la primera opción. Claramente la profesora no había entendido la metáfora de Limoncito, puesto que en mi cabeza era una representación de la tristeza. O no lo entendió o mi metáfora fue una mierda. Me había basado en la canción Lemon Boy, del artista Candy Socks, mi cantante favorito y celebrity crush del momento.
Me gustaba basar mis historias en canciones, sobre todo si contaban algo interesante. Me gustaba también escribir historias, pero siempre pensé que era mejor componiendo música. Desde pequeña lo hacía, de hecho, y a todos les gustaba escucharme cantarlas en la guitarra que había vendido hace ya un par de meses. Con la venta de ese instrumento pude comprar esa chaqueta que me habían robado en una fiesta, un vinilo de Candy Socks que nunca escucharía y un par de cosas más.
Sonó el timbre del almuerzo. Me dirigí a mi casillero a guardar los cuadernos que había usado en esa clase y me encontré con Chloe Gelbero, una amiga con la que compartía algunas clases.—¿Trajiste comida esta vez?—me preguntó, y me di una bofetada mental por estúpida.
—Ay no...
Chloe se rió en mi cara mientras caminábamos hacia la cafetería. Resulta que el día anterior había olvidado mi almuerzo y tuve que comer comida de la cafetería. Grave error. Vomité hasta la vida misma ni bien probé bocado.
Llegamos a la fila de la comida. Éramos de las primeras así que no tuve que esperar mucho para servirme. Tuve, porque Chloe ya tenía su ensalada César ya preparada y sellada en Walmart, solo me hacía compañía. Cuando me sirvieron, vi con asco esa carne de dudosa procedencia acompañada de ese puré de quién sabe qué cosa. Lo único salvable de esa pobre porción era el cartón de jugo de naranja.—¡Paige! ¡No te burles!—exclamó Rudy cuando llegamos a nuestra mesa.
—Dime—le respondí tentada. ¿Qué cagada había hecho esta vez?
—Estaba en un foro tratando de arreglar un problema de exportación del Audacity—empezó—, me dijeron que debía borrar System32 para resolver el problema.
—Ay no—ya sabía por donde iban los tiros.
—Y cuando lo borré, ¡borré Windows sin querer!
Estallamos en carcajadas. Que estúpido que era. Ese era Rudy O'Connor, un rapero fracasado que cambiaba de novia más que de calzón. En fin, comimos y nos reímos; en un momento Melanie, compañera del coro, se nos unió en la charla, aportando alguna que otra historia de su alocada infancia.
Al acabar el receso, tocaba Español, un idioma que dentro de todo manejaba bien. No quise tomar Francés porque esa clase de erres nunca me habían salido del todo bien, no me gustaba pasar vergüenza.
Mientras estaba tratando de conjugar un par de verbos de un e-mail, tocaron un timbre especial. Según ese patrón, tocaba ir al auditorio. Quién sabía la noticia que nos darían esta vez.
ESTÁS LEYENDO
.|Devil Town|. Ticci Toby
FanfictionPaige pertenece a los Murphy, una familia adinerada que poco y nada hace por su única hija. Ella se enfrenta ante el inminente cierre de su escuela, que la dejará sin amigos con los cuales reír y cantar. El único recuerdo que le dejan es un ukelele...