Jimin miró alrededor de la habitación. ¿Qué demonios estaba haciendo allí? Sabía antes de llegar que la fiesta sería predominantemente gay. Eso no le molestaba. Lo que le molestaba era su fascinación cada vez mayor por cierto vecino.
Mierda. Una mujer esbelta cruzó la habitación, sus largas piernas cubiertas de seda y tacones de aguja, devorando la distancia entre ellos como Gisele Bündchen en la pasarela. Una sonrisa separaba sus deliciosos labios pintados. Pestañas largas, brillante piel de porcelana y un jodido cuerpo caliente. Su figura no era un reloj de arena, pero tenía esbeltas curvas. Caderas estrechas, barriga plana y los pechos pequeños. Los hombros curvados en unos brazos bien musculados. Tenía líneas y curvas que tentaban a un hombre. Kohl delineando sus ojos color marrón intenso y una cortina de pelo negro cayendo hasta la cintura. Su mirada nunca se agitó mientras se acercaba. Y su boca, con una inclinación seductora, insinuaba un perverso placer.
El corazón de Jimin golpeó y la conciencia sexual se deslizó sobre su carne. La presión apretaba sus testículos y calentaba su polla. Joder. Se estaba poniendo dura... ¡por Jungkook!
—Me alegro de que hayas venido.
Jimin tragó saliva. La voz de su vecino no coincidía con el encanto femenino de la mujer de pie delante de él. Jungkook era alto y los tacones lo convertían en un gigante escultural. El corpiño blanco brillante del vestido moldeado a su pecho, rozando sobre sus caderas como una segunda piel y sólo le llegaba hasta los tonificados muslos. Ajustar su mente en torno a la transformación de Jungkook fue difícil. En algún lugar bajo el vestido estaba la caliente polla de Jungkook.
El pecho de Jimin se oprimió y la respiración se hizo difícil. — Hola, Jungkook... estupendo traje.
Jungkook sonrió. —Te ves muy bien, también. Me encanta el machete.
—¿Sí? —Jimin miró hacia el machete que se curvaba alrededor de su flanco izquierdo—. Gracias. O era Jack Sparrow o Elizabeth. Me alegro de no ser Elizabeth. Yo sería una mujer muy fea. —A diferencia de Jungkook que parecía impresionante.
Finos diamantes brillaban en sus orejas y una cadena de plata con un diamante de lágrima envolvía su cuello. Su piel era perfecta y el sutil aroma de su perfume se filtró en Jimin.
—¿Puedo ofrecerte un trago?
Jimin asintió. Extraño, pero se sentía como si tuviera que estar escoltando a Jungkook a través de la sala. Sin embargo, se recordó que no era una mujer. No tenía que jugar el papel de caballero.
—¿Un poco de ponche o cerveza? El ponche te pateará el culo pero pasarás un buen rato después de una copa.
—Me tomaré una cerveza —dijo Jimin—. No necesito estar borracho para divertirme. —Y lograr emborracharse en una sala llena de hombres, uno en particular mirando insistentemente a una mujer que no le causara ninguna reacción física, sería un error monumental. Jimin no se sentía incómodo entre hombres, ya fueran gays o heteros, al menos no usualmente. Jungkook comenzaba a causarle cierta preocupación, nunca antes Jimin se había sentido atraído por un hombre, ni siquiera por uno vestido de mujer.
Las caderas de Jungkook se balanceaban con cada paso. Jimin gimió. Tal vez debía beber el ponche. Necesitaba embotar sus sentidos.
—Kookie, preséntanos a tu amigo. —Un hombre de piel canela, alto, delgado y ligeramente musculoso, más apropiado para un idol que para una Drag Queen, brillaba en lentejuelas y plumas.
—Jimin, esta es Tae Tae. Una extraordinaria diva. —Jungkook agarró una cerveza de una bañera de acero sobre el suelo.
—Aquí, dame eso. —Jimin tomó la botella de cerveza de Jungkook antes que las gotas de agua helada mojaran su vestido. Jimin le entregó a Jungkook una servilleta de una mesa. ¿Qué tomas tú? — preguntó.
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Kookie (JIKOOK)
FanfictionKookie es alto, hermoso... y un hombre. Esta noche eso no parece importarle a Park Jimin. Pero, ¿Qué pasará por la mañana, cuando Jimin tenga que afrontar la verdad? Fue Kookie.. ¿o Jungkook el hombre debajo del vestido y el maquillaje los que hici...