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Maratón 3/5

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Maratón 3/5

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129cm De Maldad

"¡¿Que fue eso?!"

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Mina fulminaba desde lejos con su mirada a Ji-Min

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Mina fulminaba desde lejos con su mirada a Ji-Min. Miraba cómo ese niño estaba siempre tan atento a la pequeña Chae-Young y eso le generaba asco o... quizás celos. Los muchachitos estaban jugando en el sector de la cocina, mientras Myoui solo se encontraba sentada en la silla de roble de la casita del árbol.

— Ji-Min Oppa... — Myoui miró rápidamente a Chae-Young, pero Ji-Min sólo le hizo una seña con la cabeza para que sepa que la estaba escuchando. — ¿Cu-cuando vendlá Sana Unnie?

— Me dijo que hoy no podrá venir, así que tampoco Hoshi. Y no creo que los hermanos Jung vengan por el horario, y Jung-Kook... Él está haciendo tarea.

— Entonces, ¡Hoy podlás venid a casa! Halemos una pijamada.

— Umh, ¿Una pijamada con una chica? No lo sé ChaeChae, ¿Tus padres te dejarán?

— Con dos chicas. — Intervino Mina, haciendo que ambos mirasen con asombro. — Me sumo a su tonta pijamada.

Los ojitos de Chae-Young se tornaban cada vez más brillosos al saber que Mina pisaría su hogar. — ¡G-genial!, ¿Que d-dices Ji-Ji-Min?

— Umh... Quédate aquí arriba, le preguntaré a mi madre. Ya vengo.

— Yo también me quedo aquí, no te preocupes. — Soltó con ironía la japonesa. Ji-Min solo viró los ojos.

El regordete y tierno pequeño decidió bajar cuanto antes para preguntar si podría ir a la casa de su querida amiga. De mientras, las dos chicas quedaron solas en aquella casa del árbol.

El ambiente era tenso. Ninguna de las dos se animaba a decir algo; a Chae-Young le daba vergüenza y Myoui no era buena sacando algún tema de conversación. Además, no era algo cómo que le gustaría hacer, ni siquiera podía mirarla a los ojos por más de cinco segundos.

— E-eonnie... — Soltó con nervios. Mina al oír ese honorifico sintió un revoltijo en el estómago, aún así, no le contestó, pero Chae prosiguió. — ... ¿Tus papis te dejalan il a mi casa?

Cómo era de esperarse, siguió sin responderle, haciendo que a Chae se le escapara un suspiro lleno de agobio. ¿Que tan difícil era comunicarse con el mini-amor de su vida?, ¿Acaso no se daba cuenta que su corazoncito sufría cuando la ignoraba?

Por otro lado, Mina seguía sintiendo una sensación rara en su estómago, sus manos sudaban, y su cabeza no dejaba de pensar en ciertas cosas; no entendía que era lo que estaba pasando. Y al pasar solo segundos y no ver cambios en si misma, decidió ponerle un fin a todo esto.

De la peor manera.

¿O mejor?

— ¡Tú! — Rompió el silencio, haciendo asustar a la pequeña. Se levantó del asiento bruscamente e iba directo hacia la victima. La contraria solo daba pasos hacia atrás con demasiado miedo, mirando fijamente los ojos diabólicos de la de nueve años. La más grande al llegar arrinconarla contra una de las paredes de la casita, tomó de la blusa de la pequeña e inmediatamente los ojitos de Chae se cerraron con fuerza, esperando algún golpe qué, anda a saber el por qué le daría. Pero lo que no pensaría es qué, en realidad, Mina se quedó embobada mirando el rostro bello de aquella niña. — Eres tan tonta... — Soltó, y Chae abrió un ojito justo para captar el momento cuando Myoui acercó demasiado sus labios a su mejilla. Tan cerca, que los sintió chocar con suavidad contra la zona de su cara.

— ¿Q-qué? — La niña ahora sintió cómo un abrazo fuerte la atrapó. Son estaba completamente perpleja mientras Mina sentía el cálido cuerpecito de aquella chica, que por algún motivo, darle un abrazo fuerte le daba una caricia al alma. Hace mucho no daba ni recibía cariño. — Eon-eonnie, ¿Q-qué h-haces?

"¡Chae!" Fue lo que interrumpió el momento. Mina se apartó rápidamente de Chae-Young. Por lo que se veía, Ji-Min vendría con noticias sobre la pijamada.

— Son Chae-Young, le dices a alguien sobre esto y te mataré. — Amenazó.

— Y-yo... — Las mejillas esponjosas de la de siete años estaban completamente rojas, mientras su estómago era invadido por millones de mariposas coloridas. Ni hablar de su corazoncito, que estaba más que acelerado.

Un Ji-Min con un puchero entró a la casa, haciendo que las chiquitas se dejaran de mirar. — Chae, mamá no me dejó. — Soltó con tristeza.

— Bien. Seremos Chae-Young y yo en una pijamada.

— Oh... Eso es... ¿Bueno? — Preguntó el niño, mirando con extrañeza a ambas.

«Demasiado bueno, ballenita» Pensó la japonesa al sacar una sonrisa maliciosa.

«Demasiado bueno, ballenita» Pensó la japonesa al sacar una sonrisa maliciosa

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129cm De Maldad || MiChaeng [Saga: Centímetros]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora