Capítulo 8

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-bueno Francisco debo irme... Y... No sé a qué hora regreso, tomate la noche libre si quieres no habrá nadie en casa... -lo saludé con un ruidoso beso y luego recordé qué no me había maquillado...

-oh... Esperen no me he maquillado...

-okey, pero apurate que llegamos tarde... -dijo Bieber hundiendome hasta el fondo con Francisco, creo que lo debe estar disfrutando... Qué estúpido es.

Francisco cerró la puerta y sé despidió un "pásalo bien".

-¿acaso eres idiota? -dije pagándole en el brazo al estúpido mientras sé reía..

-¿vas a decirme que ese estúpido es tú novio?

-¿tú crees que si fuera mi novio yo estaría aquí contigo? No, no es mi novio, pero ya quisiera, lo único que hiciste fue traerme problemas

-oh, lo siempre -dijo riendo irónicamente -¿vas a decirme que te gusta ese idiota? -continuó

-deja de insultarlo, porque conocerás la fuerza de mi mano en tu cara ¿okey?

-uhg... Cuánta maldad, eso me...

-ni te atrevas... -dije interrumpiéndolo mientras lo señalaba con el dedo, él soltó una carcajada. Tomé el rimel, el delineador, el labial y unos cuántos maquillajes más.

Me senté frente al espejo en silencio, no quería darle charla al rubiecito sin neuronas éste.

// Narra Justin //

¿yo? ¿marcando territorio y tirándole indirectas al idiota que acaba de entrar? ¿desde cuándo? Esta niñita rica me está haciendo salir sé mis cabales. Me tiene otra vez tildado mirando cómo sé maquilla. Está en silencio y quiero que así se quede. Luego de unos cuántos minutos sé paró y sé dirigió al enorme espejo que tenía que la dejaba ver su cuerpo de pies a cabeza. Me dirigí hasta donde estaba ella. Fue gracioso verla, ella pensó que me dirigía hacia donde estaba. Ella me miró y yo comencé a caminar hacia donde estaba seduciéndola con mi mirada, llegué, la miré y luego me giré para verme en el espejo y acomodarme el cabello, que era lo que yo quería hacer. Ignorándola completamente y dejándola con un rostro de pocos amigos por el amague que le había hecho, mis risas internas eras muy fuertes, pero las aguanté.

Luego, me di vuelta para mirarla, ella estaba observandome y al verme corrió su mirada, no pue evitar hacer una sonrisita.

-¿podemos irnos ya? - pregunté logrando que ella vuelva a mirarme.

-sí, podemos - dijo con un tono irónico y burlón parecía enojada. Sé dirigió hasta su abrigo y lo tomó al igual que su bolso. Me dirigí hasta su cama y tomé mi saco, que al fin y toméal cabo era lo que yo 'venía a buscar'. Salimos de la habitación.

Cuando Dos Mundos ChocanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora