3. "Lo hecho está hecho"

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–¿Era Lauren con la que hablabas? –Marielle preguntó con un tono de preocupación que no pasó desapercibido por Camila. Aquí vamos.

–Sí –la latina esperaba que si le daba una respuesta concreta la chica dejaría el tema, se equivocó.

–¿Qué te dijo? ¿Estaba molestándote?

–¿Qué? No –al menos no de manera intencional, la mente de Camila buscaba la manera de explicarle a su amiga lo que acababa de suceder aunque ni siquiera ella lo comprendía –. Sólo quería hablar sobre el proyecto de "Decisiones Financieras".

–Creí que lo harías sin su ayuda.

–Ese era mi plan, pero ella insiste en trabajar conmigo.

–¿Por qué? –ahí estaba, la pregunta del siglo.

–No lo sé, dijo algo sobre "empezar desde cero".

–¿Y tú le crees? –Camila no podía desacreditar el tono de incredulidad en la voz de su amiga. Era el mismo que había utilizado ella cuando Lauren le pidió ser su pareja en el proyecto y también cuando le ofreció un trato para que le permitiera realizar una parte del trabajo.

–Sí... – ¿Sí? no...¿No? no lo séeso sí era verdad.

–No confío en ella, Mila. –Marielle se detuvo sujetando el brazo de la cubana para llamar su atención. En su rostro estaba plasmada una expresión llena de preocupación y Camila se sentía mal por provocar esa sensación en su mejor amiga –¿Desde cuándo Lauren Jauregui rechaza la oportunidad de obtener una buena calificación a cambio de nada?

–No tengo idea, pero parecía sincera –la joven se sorprendió defendiendo a Lauren. Continuaron caminando en dirección a la cafetería; ambas gozaban de dos horas libres, pero ninguna tenía auto así que debían conformarse con la comida de la universidad (por suerte, no era nada mala).

–También la última vez y sabemos lo que sucedió –el rostro de Camila debió demostrar exactamente el impacto que sus palabras habían tenido porque en seguida, Marielle se arrepintió de haberlas pronunciado –. Mila, lo lamento. Es sólo que no quiero que te lastimen otra vez.

–Lo sé y te quiero por eso –Demonios, ¿por qué soy tan transparente?, la joven deseaba poder ocultar sus emociones, no le agradaba que su amiga se diera cuenta de que aún le afectaba lo sucedido con Lauren –. Pero no pierdo nada con aceptar su ayuda, además, prometió que podría presentarme en el Churchill's.

Esto último logró sorprender a Marielle que se detuvo nuevamente a mitad del camino y giró hacia ella con el ceño fruncido.

–¿El Churchill's? ¿Y cómo planea hacer eso?

Camila sintió una pequeña victoria al poder demostrarle a su amiga que había aceptado la petición de Lauren simplemente por interés. Ya no te parezco tan ingenua, ¿o sí?

–Al parecer su padre conoce al dueño y le pedirá que me dé un espacio para cantar –respondió con ligero orgullo, aunque, en realidad, la simple idea de estar cantando frente a más de cincuenta personas le provocaba una punzada de nerviosismo que intentaba ignorar.

–Espero que sea verdad. Pero no te hagas muchas ilusiones – la voz de la chica aún denotaba cierta inseguridad. No le resultaba fácil confiar en Lauren; había conocido a varias personas iguales a ella y no tenía buenos recuerdos de ninguna.

–Descuida, sé con quién estoy tratando –creo. La verdad era que tenía miedo. Pensar que podría ser una broma por parte de la joven de ojos color esmeralda la hacía dudar si trabajar con ella sería buena idea. De alguna forma desconocida, Lauren siempre conseguía lo que quería y ella no; eso incrementaba su inseguridad –. Seré cuidadosa, lo prometo.

En esta vida... tal vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora