Cuando salí de mi casa a los 16 años por los infinitos abusos por parte de mi padre decidí que podría ser feliz, que todo lo malo en mi vida era estar en esa horrible casa llena de odio, alcohol, violencia y los peores recuerdos que podría tener un niño de su infancia. Pero no lo era. Tiempo después entendí que la felicidad no es una decisión. Conseguí que una triste y sola anciana me acogiera en su casa con la condición que le ayudara con los gastos y debido a eso tuve que conseguir un trabajo de medio tiempo siendo cajero en un McDonald´s del área.
A los 18 años tuve que dejar la escuela porque mis estudios básicos acababan ahí y al no tener beca o los recursos económicos para pagar la colegiatura no sería aceptado. Con el dinero que ahorré en los dos años que viví con la vieja mujer me mudé a Londres, le dije a la señora que volvería por ella cuando consiguiera más dinero. Fue una promesa.
A la semana de vivir allá conseguí un trabajo como cajero en una pequeña tienda de licuados que después de un mes de trabajar ahí conseguí el ascenso a gerente que me ayudó a comprar más cosas para mi pequeño cuarto y por un momento creí que todo estaba bien. Pero no lo estaba. Lloraba todas las noches para mis adentros, no podía evitar pensar por las noches que tan jodida estaba mi vida, que tan solo estaba. La única que alguna vez comprendió mi soledad fue la anciana de Doncaster pero, oh cielos, no puedo traerla conmigo ya que soy bastante pobre que difícilmente puedo mantenerme a mí mismo.
***
Un día cualquiera que no pintaba nada especial entró un niño, 16 años máximo. Traía un lindo *hoodie café, unos pantalones de mezclilla no muy entallados y unos simples tenis negros. Su cabello rizado brillaba en la luz de la tienda y sus ojos, sus ojos fueron los culpables de verme como un completo estúpido enfrente de él y lo que parecía su madre que lo esperaba sentada en una de las mesitas del frente de la tienda leyendo alguna revista. Pidió un licuado de plátano con coco simple, solo asentí y fui a prepararlo, sinceramente no hice el licuado con mucha atención porque no podía dejar de pensar en esa voz increíblemente grave.
Regresé rápidamente con el licuado para no molestar a su madre o a él.
-Son $1.15 por favor. –dije
-Muchas gracias. -asintió y sacó de su bolsillo trasero el dinero que lentamente contó y después me entregó. Vi sus ojos de nuevo, por un segundo deseé poder mirarlos hasta que muriera. Me miró y sonrió ampliamente mostrando esos preciosos hoyuelos que se le marcaban en las mejillas. –Aquí tienes
-Vámonos, Harry. Tu padre nos espera. – dijo su madre con tono desesperado.
-Okay madre. –Ligeramente vio al gafete que traía y volvió a mi rostro- Louis, nos vemos- se despidió y salió de la tienda detrás de su madre. Pude notar su sonrisa al salir de la tienda y me convencí de que jamás lo volvería a ver. Pero que mierda, hizo que por lo menos 2 minutos de mi día no estuviera pensando en lo asquerosa que era mi vida.
***
‘’Las personas como yo jamás tendrán a personas como él’’ – me dije a mi mismo mientras apagaba mi quinto y último cigarrillo del día. No valía la pena estar despierto, así que me dormí y me despedí de todos y todo por un momento esperando que todo cambiara al siguiente día aunque sabía que no era así y que la vida no funcionaba de esa manera.
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Hoodie: Sudadera, chaqueta, capucha, etc.
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Lightning |Larry Stylinson AU|
Fanfic¿Cuántas veces han sentido que todo se apaga, ya no sientes nada y sientes que todo alrededor es un hoyo infinito de obscuridad?