24 horas (tres segundos) para enamorar a un demonio| ineffable husbands

Capítulo 1: Hazme caer de nuevo.

Esta es una historia que escribí desde hace dos anós pero apenas me animé a publicarla. Me disculpo de antemano por cualquier error.

El arcángel pelirrojo volaba entre las primeras galaxias, sonriente y satisfecho al admirar cada brillante estrella que había sido obra suya con un poco de ayuda del arcángel Gabriel. Sus orbes azules se posaron en Alpha Centauri, el sistema estelar más cercano a la estrella que más brillaba. Se acercó moviendo sus alas con júbilo mientras Gabriel volaba a lo lejos.

- ¡Raphael! Tenemos noticias de la todopoderosa- el arcángel llamó a su contrario al ver al ojiazul desde lejos.

- Saludos, Gabriel- saludó alegre Raphael.

- Eehm, Dios quiere hablar con nosotros, parece que el momento de la creación ha llegado, ¿Terminaste con la más importante?- preguntó el de ojos violetas tratando de ver detrás de Raphael.

- Sip, Alpha Centauri quedó brillante y perfecta, tal como lo pidieron- el pelirrojo asintió orgulloso.

- Muy bien...- Gabriel alzó una ceja con duda- Vamos entonces, debemos reunirnos con la oficina-

El arcángel Gabriel le dio la espalda a Raphael, y este comenzó a seguirlo hasta llegar a aquel lugar lleno de paredes blancas y ventanas.

- Reúnan a los ángeles guardianes de las puertas, los necesitaré en el Edén- se escuchó una imponente voz femenina venir desde arriba, a pesar de que no había nadie presente físicamente, mientras que los demás arcángeles se dispersaban para acatar las órdenes dadas.

- Parece que Dios está de buen humor, trata de no cuestionarla esta vez, ¿si? la última vez que lo hiciste casi te haces caer- susurró Gabriel al llegar.

- No lo decía en serio... No creo que tenga tan poca bondad como para hacerme caer ¿no?- Raphael frunció el ceño.

- Dios no bromea con el universo, Raphael- murmuró molesto el de ojos violeta antes de alejarse.

Gabriel voló hasta reunirse con los demás arcángeles muy cerca de el lugar del que provenía la voz de la todopoderosa, y Raphael aprovechó para observar el lugar más a detalle.

Su mirada se detuvo en un rincón con unos pocos ángeles reunidos, entre ellos Lucin, el ángel compañero de Dios.

- ¡Ah! ¡Ahí están Lucin y los chicos!- exclamó contento para si mismo.

Se acercó al pequeño círculo de ángeles que observaban molestos la planificación de la creación humana.

- Ugh, esto del plan inefable me tiene harto, ¡No tiene ningún sentido! Y nadie quiere decirnos la razón por la que hacemos todo esto- Lucin se quejaba con fastidio.

- Lucin, mi querido ángel, ¿Tienes algo que decirnos?- la Todopoderosa bajó de su lugar para acercarse al rubio, con una sonrisa cálida y ojos tiernos.

- Dije que su plan inefable no tiene ningún sentido, mi señora, ¿Con qué resultará después? Esos "humanos" solo son chimpances con capacidad de ser malos y desarrollar ansiedad- respondió el de ojos verdes.

- Oh, ¿Crees que podrías hacer todo esto mejor que yo?- cuestionó con amor en sus palabras.

- ¿Sabe qué? yo creo que sí

- Mi Lucin, pequeño ángel insensato. Creo que estás pecando de soberbia, hijo mío- Dios siguió hablando y regresó a su sitio, mientras que bajo los pies del ahora demonio Lucifer un agujero negro se abría.

Una luz cegadora inundó el lugar, y lo demás fue historia. Nadie se atrevió a mencionar lo sucedido

- Bueno, reúnanse alrededor, ángeles y arcángeles- ordenó Gabriel.- Ángeles guardianes de las cuatro puertas del Edén en la izquierda y arcángeles en la derecha, por favor- señaló el de ojos violetas.